La chispa en la mirada

Los gestos más pequeños y triviales son los que llegan más al fondo de un amable y agradecido corazón. Esta frase la leí por ahí, pero os aseguro que en más de una ocasión la utilizo. Me muero por una chispa en la mirada. Es tan importante tener compañer@s de viaje que cuando te miran de frente te susciten pasión, ilusión, confianza, entusiasmo... En la vida se nos presentan en ocasiones caminos, oportunidades, en las que el corazón manda más que la razón. Dicen que las mujeres tenemos el sexto sentido, a ver si me lo encuentro, pero a veces, tenemos un chip interno que empieza a parpadear indicándonos una dirección que hasta ahora era desconocida para nosotros. ¿Tiene corazón ese camino? Ay si yo lo supiera, pero desde la serenidad, la tranquilidad tendremos que empezar a descubrirlo, a andarlo. Cada un@ tiene que disfrutar en el viaje que ha decidido emprender. Eso nos hará fuertes; de lo contrario, nos debilitaremos... Y ya no hablo de la amabilidad, la confianza, la entrega, desplegar lo positivo, convertir lo negativo en positivo... lo dejaremos para otro día.

Borrón y a vivir el momento

Esta mañana decidí empujada por mi marido participar en la III Carrera contra la Violencia de Género. Estaba en la cama lamentándome sobre el pasado, visionando con más miedo que vergüenza el futuro y enterrada en un hoy. Qué barbaridad. Ignorar el momento. Así muchos días y muchas noches, muchos/as de nosotros/as nos olvidamos que sólo se vive una vez. Tengo la cabeza llena de paja. Parece que se tragó el dragón mis ideas geniales, mi brío por vivir con intensidad. Una mala pasada de la incomunicación. ¿Quién diría que me dedico a estas artes? A veces nos pasa. Será pasajero como el tren que transporta los sueños de esas mujeres que sufren en silencio a diario una auténtica pesadilla. Todas merecen un dulce despertar. Todas necesitan una goma de borrar para aniquilar de un borrón las heridas que nunca debieron existir. Corrí para despertarme, para impulsar un proyecto al que este año se sumaron más ciudadanos/as que detestan esta lacra social. Cuando regresé a casa me sentía mejor. Había batido en duelo a la rutina, y había vivido en primera persona como 2.000 personas se echaban a la calle para recorrer 2,5 kilómetros contra el espectáculo dantesco del maltrato a mujeres. Me vino a la mente una película que compartí el viernes con mis compañeras de expresión corporal: ¿Por qué se frotan las patitas? Un film con mucha música, con sentimiento y un mensaje claro:
Mira tú
la vida puede sorprenderte mucho más
que cien años que pases en el mismo lugar
creyendo que lo has visto to’
y no has visto na’
y no sabes na’
Fiate tú
tanto y tanto como ando yo de aquí p’alla
casi siempre tonteando y sin adivinar
que esto dura lo que dura
y hay que aprovechar
De momento
la vida pasa de momento
de momento
aquí todo es de momento (bis)
Yo sé bien
que tengo que luchar para sobrevivir
que nadie será el dueño de mi porvenir
tan sólo yo puedo saber que quiero ser
y proceder
Puede ser
que viva de ilusiones que yo fabriqué
que tenga en los bolsillos sólo arena y fe
pero del aire no me puedo alimentar
esa es la verdad
Y aquí estoy
jodido por este camino que escogí
pero vale la pena llegar hasta el fin
hay que sentir del amanecer
para crecer
Pero sé
que aún me quedan lágrimas por derramar
será el precio que pague por mi libertad
quiero sentir que hice lo que yo
de verdad soñaba.

Te extraño, quiero un doctor sonrisa

El otro día me sorprendió una contraportada de La Vangurdia del creador de la Fundación Theodora (Payasos en hospitales), André Poulié. Un tipo simpático que contaba que su historia se remontaba a los 10 años. Se cortó medio pie derecho con una máquina cortacésped que tenían en el jardín de casa, y siguieron dos años con catorce cirugías y seis meses de cama de hospital... "Y no olvidaré lo que hizo Theodora, mi madre. Estuvo cada día en la sala del hospital. Allí convalecíamos ocho niños. Eran niños camboyanos con piernas o pies mutilados por minas antipersona. A todos nos entretuvo, consoló y divirtió: cuentos, juegos, historias, imaginación... Yo padecía enormes dolores y la angustia de no saber si volvería a caminar..., pero la alegría de mi madre lo hizo todo llevadero, me evadió de la tristeza del hospital", y así decidió dejar el mundo del márketing para repartir sonrisas por centros hospitalarios. Abren una ventana a la imaginación, a los sueños hasta tal punto que más de uno no quiere volver a casa: ¡quiero volver a ver a mi Doctor Sonrisa! (jajajajaj). Se me cayeron unas lagrimillas. Creo que estoy tierna. No, más humana. Me hizo ver que detrás de una persona que sufre está un corazón con una dignidad extraordinaria que siempre quiere ahorrar el dolor del que tiene a su lado. Es más contaba André que un niño que sentía su muerte próxima, le comentó a su payaso, que le preparase su entierro; y otro le confesó que no quería ver sufrir a sus padres... "Ve a divertir a mi mamá, que está muy triste, que yo estoy bien, estoy bien...". Es duro... Es más pensé que quiero tener un payaso en mi vida. Todos tenemos que tener, obligado, un@ amiguit@ con una gran nariz roja para conectar caja roja con caja roja y amortiguar las emociones, rabias, angustias, miedos...¡Imagínense por un momento un jefe sonrisa! Destaparse sin pudor que sano es cuando sabes que no te pasarán factura, se hace de corazón. Te extraño.

Hoy leía un artículo en El País, y me hizo recordar. En mi casa nadie da las gracias. Si esa palabra que después de pedir o recibir algo, se utiliza de forma automática. Mi padre siempre me decía y me dice cuando la utilizo “no me des las gracias, no”. Y así me críe yo sin ese paraguas tan utilizado por ingleses y franceses. Sin embargo, sí apreciaba en mi casa, muestras de agradecimiento más allá de un vocablo de siete letras. Sin embargo, viví una infancia y adolescencia en la que las frecuentes comidas y visitas eran un denominador común. Alegría y agradecimiento auténtico por amigos y personas queridas. Mi padre en esto es un auténtico maestro. “Mientras los ríos corran al mar y haya estrellas en el cielo, debe durar la memoria del beneficio recibido en la mente del hombre agradecido” (Virgilio)Hasta hace unos años, no incorporé esta palabra a mi básico diccionario diario, a pesar de verlo y haberme sido recomendado. Es más, en todos los e-mails que recibo al día ya lo incorporó como una señal de identidad, pero dependiendo para que personas sería suficiente adjuntar un simplemente recibido, cumplido (esto también lo tengo claro). Los métodos de cortesía así lo dictan y así lo entendí. Ahora que mi Lunita ya empieza a hablar es divertido apreciar como siempre la pronuncia como una pócima mágica: Gracias y de nada. Todo junto, en un pack como los yogures, de dos en dos. Sin embargo, para mi el auténtico reto es enseñarle a hacer cómo llegar a otra personas y hacerle sentir que le estamos agradecidos de verdad. Cómo podemos mostrarle que ocupa un pequeño espacio en nuestro corazón y en nuestra mente. Luna tiene que saber que es imprescindible pensar en gestos, en palabras, en actos… que lleguen al otro como un guiño de “estoy aquí, eh. Gracias de corazón. Me acordé de ti". Esto siempre lo supe hacer, aunque en muchas de mis conversaciones no utilizara esta tirita que sirve para todo. Siempre es un buen día para corregir, pero la esencia siempre la reconocí. Gracias. Un millón de gracias.

E-mail recibido


De: Tristeza
Para: Valientes
Ayer me enteré que el novio de una amiga le ha dicho adiós sin explicaciones por e-mail. Me asusté. Me hice preguntas de la utilidad de las redes sociales, de las máquinas del éxito inmediato, de los e-mails… Y la verdad que es parte ya de nuestra historia. Hay gente muy sola, muy triste, muy desesperada, muy alegre, muy humilde… que vive en el 2.0. Todos queremos estar en facebook, twitter... Dicen que tener a alguién con quien contar las 24 horas, en canal abierto, retrasa el parkinson, calma las penas, regenera neuronas… Pues bienvenidas sean las nuevas tecnologías, si se trata de salvar vidas. Es una ventana abierta al mundo, a la vida, a los amores, a las anécdotas, a los desencuentros, a las inquietudes, a los gustos, a las añoranzas... Ya cada vez se habla menos y se escribe más y se escucha también más, quiero pensar. Es difícil comprender las sorpresas que nos aguardan las esquinas de la vida. Y es cierto que las personas sólo cambiamos cuando de verdad nos damos cuenta de las consecuencias de no hacerlo. Lo vivía Marcel Proust con su magdalena y ahora se apuntan los del PNL, el verdadero significado de las palabras no están en los diccionarios sino en las emociones que nos suscitan. Un teclado, una luz en verde del messenger activa a las personas. Hay que saber controlar ese lenguaje emocional, lo que nos decimos y cómo nos lo decimos. Hay que intentar educar a nuestro cerebro, reinventarnos, hacer cosas diferentes para obtener resultados distintos. El mejor cortafuegos, el saber aceptar y abrazar lo que nos pasa, y en no hacer de nuestros sentimientos una vida de sentimientos. Es bonito sentirse triste, aceptar la tristeza, pero no por favor, perdamos recursos. Tienes que ser capaz de dar un paso adelante, aunque sea pequeñito, pero haz algo, toma una decisión, aunque no sea perfecta, un movimiento sencillito, lleva a un gran revolcón a nuestro cerebro. Me asusté de unos e-mails, y ahora tengo que volver a empezar. Así se sintío nuestra amiga cuando recibió un e-mail.

Tensiones en danza, te miras de frente


Diluvia en Palma. Llevo días que quiero devolver unas letras aquí en este espacio y no encuentro horas. También es verdad que he estado inmersa en la entrega de llaves de uno de los hospitales más modernos de Europa, Son Espases. Una experiencia que otro día os contaré. Hoy me apetece hablar de expresión corporal. Suena a tablas, a sala en negro, a sillones en rojo… a teatro. Suena a movimiento, a ritmo, a juego… es algo mágico. Es el espacio en el que me muevo como quiero, y voy a donde quiero. Me permito desperezarme con placer, y noto como mi corazón tiene alas. El primer día me sentía incómoda, me dí cuenta lo que cuesta desrobotizarnos, romper la mecánica de movimientos y hábitos de comportamiento. A cámara lenta vas recobrando ritmo, y empiezas a soltar músculos, gestos y energía. Dicen que el cuerpo es el espejo del alma. Pues cuanto he descubierto en un movimiento. Afinar el piano del cuerpo con la expresión corporal y dar un masaje al alma me devuelven a un estado de paz. Pocas veces, ni jugando a balonmano, había sentido algo similar, la libertad. Aprendes de los sentidos. El cuerpo es tu único compañero. Solos, tu alma y él, se atreven a cogerse de la mano, si se dejan; cuesta al principio, para grabar el spot más humano jamás soñado. La música suena. Y empiezas a sentir y amar a tu cuerpo, retas al alma a decirte como se siente. Es curioso como te llega el calor de otro compañero/a de sala. Qué poco estamos acostumbrados a tocar, a mirarnos a los ojos, a compartir… Movimientos inusuales, imprevistos y sorprendentes que relajan y maravillan. Ponerse en la piel del cuerpo y emoción del otro para conocerse y ser más uno mismo. Que difícil ejercicio. Un encuentro de jueves por la tarde recomendable para gente que quiera sorprenderse. Allí te ves.

Mecedora de vida


Para que me acompañe la mecedora los días que me quedan por vivir. La ventana está abierta. Agotada, descanso. Me paro. Respiro. Me alivio. Las dudas se esfuman. Me vuelve a mirar. Las tablas del piso proyectan dos sombras: la de la infancia y el mar. Las congelo. No quiero despertar. (vivencias de una tarde por Palma con mi gran amigo)

Amigos hasta el infinito



Luna había probado la magía del teatro, de la música en directo, de los conciertos de música clásica, de las marionetas, de la tv y el youtube, pero aún no se había quedado a oscuras en una sala de cine ante la pantalla de los sueños. El lunes probó por primera vez las mieles del séptimo arte. No me lo quería perder. Deseaba ver su cara de inocencia, de sorpresa, de exploradora... Toy Story 3 o amigos hasta el infinito. Una película en el que los juguetes cobran vida, tienen sentimientos muy humanos. Con ellos es fácil echar la imaginación a volar y vivir aventuras fantásticas, recordar aquellos maravillosos años de la infancia y volver a creer que se puede ir hasta el infinito. Y yo me volví a perder en el encanto dulce de tener siempre amigos. Buena lección para Luna, confío en que algo le quedará.
(La banda sonora me gustó)
Hay un amigo en mi
cuando eches a volar
y tal vez añores,
tu dulce hogar
lo que te digo,
debes recordar
porque hay un amigo en mi,
¡Si, hay un amigo en mi,
Hay un amigo en mi,
hay un amigo en mi
y cuando sufras,
aqui me tendrás,
estare contigo ya lo verás!
no necesitas a nadie más
porque hay un amigo en mi,
¡Si, hay un amigo en mi!
Otros habrá tal vez
mucho más listos que yo
eso puede ser, tal vez
más nunca habra quien pueda ser
un amigo fiel, y tu lo sabes
Hay un amigo en mi
Hay un amigo en mi
cuando eches a volar
y tal vez añores,
tu dulce hogar
lo que te digo,
debes recordar
porque hay un amigo en mi,
¡Si! hay,un amigo en mi,
El tiempo pasara
lo nuestro, no morira
y cuando sufras,
aquí me tendrás,
estare contigo, ya lo veras!
lo vas a ver, es mejor saber
¡Que hay un amigo en mi! ¡Oh! ¡Sí!
¡Si, hay un amigo en mi!
Otros habra tal vez
mucho más listos que yo
eso puede ser, tal vez
más nunca habrá quien pueda ser
Tomar decisiones es un asunto que me pone. Creo que en cualquier organización, tod@s en alguna ocasión hemos tenido que decir algo en voz alta y clara, sin miedos, sin imputaciones, con valores, sin cortapisas, y abriendo nuevos caminos... Sin embargo, es cada vez más frecuente encontrar personas que lloran, que te acusan por la espalda, que no son lo suficiente valientes como para decirte que les pasa por la cabeza de frente, de decirte que estás equivocad@, que ven fantasmas que le acorralan, o que te esperan en la esquina para que tropieces y entonces aprovechan que ya que pasaba por allí te piso un poquito más la cabeza, ¡ay, no me di cuenta!... Es complicada la selva de la vida laboral. A mi me encanta descubrir sonrisas cómplices, situaciones que puedan agarrarte el corazón y sostenertelo en un puño un buen rato... Las pirámides están para dibujar los organigramas, pero en el patio todos llevamos la misma camiseta, pero siempre están los que se encuentran desplazados, los que no se fían ni de su sombra, los que quieren quedar bien con todo el mundo, los que mean como los perros su territorio... Buenos, cosas que te da el día a día. Habrá que ponerse un ipod y evitar escuchar su música triste y cobarde.

Manos frías, corazón caliente

Las emociones son como un desván cuyo contenido desconocemos. El lunes me fui con mi amigo de mi alma (marido) a ver una película que me dejó casi sin aliento. Soledad urbana y la fugacidad de la vida. Dos cápsulas para una película japonesa, Air doll, del director Kore-eda, que te deja anclada en la butaca explorando las pequeñeces que te ofrecen los días. Una muñeca hinchable, creada para la fantasía sexual, que se atreve a soñar con la realidad. Deja el latex para noche, y por el día, se escapa de su modesto piso de Tokio. Se “transforma” en humana, se atreve a explorar, a amar, a reir, a llorar, a tocar, a saltar. Vive. “La vida está construida de tal forma que nadie puede vivir solo. La vida tiene vacíos que sólo otros pueden llenar” son perchas de un armario del que cuelgan metáforas preciosas y poéticas para insuflar a la muñeca aliento que le ayude a descubrir cómo vivimos aquí en este planeta. En una de las mejores escenas del filme, la muñeca sufre un pequeño accidente y se desinfla. Necesita aire para volver a soñar, para que vuelva a latir un corazón desgarrado y con sentimiento de nostalgia y constante sensación de abandono. A través de la palabra, de la imagen, del desnudo, de la música y del gesto, Air doll plantea una reflexión sobre la vida, sobre su sentido, su vacuidad y la pérdida. Y habla también de la necesidad de compartir con ese otro cercano y lejano a la vez las porciones de felicidad que todos buscamos pero tantas veces no conseguimos. El amor, el sexo, a través del aliento llena la pantalla… El aire se convierte en motor de la vida, en el despertar de la soledad, del vacío, de la angustia, del miedo, de la ansiedad, de la perfección… Dicen que las personas con las manos frías tienen el corazón caliente, no sé si será verdad… A los compañeros de vida los elegimos nosotros, con defectos y todo, y nosotros no podemos elegir nuestros defectos, ni nuestras virtudes, son parte de nosotros y tenemos que vivir con ellos, pero siempre podemos “reinventarnos”. Nuestra vida es como una larga acera, con grietas, con chicles pegados, con papeles, con zapatos manchados, con bastones… Todo lo que hacemos en la vida es insignificante, pero es muy importante que lo hagamos, porque nadie más lo hará. Todo cobrará importancia, por lo que signifiques para el otro, y así lo hizo la muñeca.

Educar, una cartera sin instrucciones

Luna ha comenzado a ir a la escoleta. La verdad que es difícil hacerse a la idea de los pensamientos que se la pasarían en su primer día en los que Teresa, la mujer que la cuida desde los 6 meses, la dejó allí en un lugar con desconocidos. Me muero sólo de pensarlo. Dice su profesora que le cuesta relacionarse. Mira y remira todo lo que hay en su nuevo habitat, aunque sólo sean unas horitas. Confío en que allí vaya descubriendo los primeros railes del camino que es la vida. Alguién dijo una vez que educar es templar el alma para las dificultades de la vida. Prueba, error y acierto. Y así, sin manual de instrucciones, su padre y yo nos adentramos en el laberinto de la educación intentando inculcar los valores más preciados a Luna. Viajar, leer, pasar una mañana en el parque del barrio, mirar morir el sol, ir de museos, decir la palabra mágica: por favor y gracias; ir al teatro y concierto, guerras de besos y abrazos...

Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca...
hay que medir, pensar, equilibrar...
... y poner todo en marcha.
Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino...
un poco de pirata...
un poco de poeta...
y un kilo y medio de paciencia concentrada.
Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera enarbolada"
(Gabriel Celaya)

Con el permiso del corazón

Leía esta mañana que las investigaciones del HeartMath Institute han demostrado la importancia de la energía emitida desde la cajita roja:
- La fuerza eléctrica de las señales del corazón (ECG) es 60 veces más fuerte que la señal eléctrica del cerebro (EEG).
- El campo magnético del corazón es 5.000 veces mayor que el del cerebro.
Así desde nuestro corazón emitimos esencialmente más energía que desde nuestro cerebro.
Me sorprenden las cifras, pero siempre escuché algo así como lo importante que es prestar atención a la voz del corazón. En comunicación, los sentimientos se imponen. Nuestro corazón traduce todas las convicciones, todas las imaginaciones y emociones a otro –un idioma codificado de vibraciones y ondas– y las emite. Si vives amas, si amas, disfrutas.

Quiero quedarme con el regustito y pasar de largo del olvido. Plasf, Plic... menos mal que han sido reparadoras las vacaciones, pero qué pasa con el olvido. Es cómo un cáncer del tiempo, libros con olor a viejo y a tierra húmeda, sentimientos que hipotecan el alma para siempre volver... vives aprendes, ries aprendes, un eclipse de sol para conquistar la luna, rosas que intentan enloquecer alargándose por el camino que te llevan...

Vagón para destrozar la rutina

Se acabaron las vacaciones. Como un barco en alta mar, estos días de descanso y desconexión total han dejado una huella imborrable: mis mejores horas al lado de mi AMI y mi hija Luna, las dos personas que más quiero en este mundo, y por las que siempre tengo lista una maleta repleta de ilusiones. Llevo algunas noches triste y llorosa, pensando que a gustico se está junto a los míos. Mañana tocará subir de nuevo a la noria, pero la gran suerte que tengo es que al llegar a casa me esperarán con un gran abrazo y millones de besos. Esto para mi han sido los grandes momentos de unas jornadas por Galicia, León, San Sebastián, Cauterets y Cala Ratjada. Mar, montaña, azul y verde, silencio e inmensidad, amaneceres y laberintos de placer, deseos interminables y madurez embriagada, sombras con alma, pomadas envenenadas de añoranzas, abrazos amigos y sonrisas amistosas, rimas de canciones teñidas por las cenizas del pasado, ojos iluminados de futuro, bufandas humanas, revoluciones e inyecciones para seguir construyendo niños con canas, que se atreven a volar bajo el cielo que agoniza detrás del espejo. Esta noche me acompañara la Luna, con su saxo y violín para dormirnos en un vagón que destrozará la rutina. Sube el telón.


Las montañas de los Pirineos franceses nos devolvieron balones de oxigeno y el calor para siempre volver.

El sudoku del mar


¿Qué es el atardecer? Le intenté explicar a mi Lunita (2 añitos). Ella orgullosa se quedó con "el sol se fue a dormir con el mar. Se escondió en el agua". Y sí el mar se lo tragó entre un concierto de olas que se abrazan para nunca morir. El mar es aquella frontera que sólo existe para los más atrevidos, un espejo difícil de conquistar, un anticuario de recuerdos en la que los peces cantan sus mejores letras de felicidad, el infinito de nuestros sueños. Gaviota, ¿cuéntame que esconde el mar, tú que logras hacer sudokus para olvidar su inmesidad y te columpias en sus olas?... Gaviota vuelve a volar. El mar se bate sobre las rocas, chasquea vida guardando miles de anhelos de sueños truncados y rotos. Menos mal que existes para poder hablarte. Tu bramido me acompaña, tu espuma saborea besos y encaja abrazos...
Y así te dejo. Tú que lo sabes todo del amor, así te sueño. Así te encuentro. Así te acompaño. Así me dejas. De aquel beso que me diste en la niñez. Así te quiero. Azul.

Volver

"Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles" (Bertolt Brecht) El AMOR es algo así. Hay que abonarlo. Hay que abrazarlo. Paseando de noche te ofrece su mano. Y él lo sabe. Y ahora yo lo sé. Te miro desde lejos y te susurro despacio, y te dice TE AMO. Es así.
Porque sueño yo no lo estoy. Porque sueño, sueño. Porque me abandono por las noches a mis sueños antes de que me deje el día. Porque no amo. Porque me asusta amar. Ya no sueño. Ya no sueño..."... A ti la dama, la audaz melancolía, que con grito solitario hiendes mis carnes ofreciéndolas al tedio. Tú que atormentas mis noches cuando no sé que camino de mi vida tomar... te he pagado cien veces mi deuda. De las brasas del ensueño sólo me quedan las cenizas de la mentira, que tú misma, me habías obligado a oír. Y la blanca plenitud, no era como el viejo interludio y sí, una morena de finos tobillos que me clavó la pena de un pecho punzante en el que creí, y que no me dejó más que el remordimiento de haber visto nacer la luz sobre mi soledad".

Estos párrafos son de una película que se llama Léolo, pura poesía. Una recomendación de mi marido. Y vine hoy porque me apetece reflexionar sobre cómo destrozar las máscaras de nuestras creencias. Siempre nos contamos historias internas. El traqueteo del tren nunca cesa, te traslada del pasado al presente, del futuro al presente. Hay días en nuestras vidas que necesitamos responder varias preguntas, ¿de dónde venimos? ¿hacia dónde vamos?, o simplemente ¿quiénes somos?
Cada día estoy más convencida que sólo cuestionando las creencias con las que hemos ido creando nuestra identidad, llegamos a ser un poco más libres. A veces seguir las luces que nos dibuja una voz en off interna es una oportunidad para ser valientes y tener confianza. A veces nuestros miedos se convierten en una balsa de aceite, navega como un Prestige. “¡Ojalá vivas todos los días de tu vida!” (Jonathan Swift)
El sábado estaba en la playa en familia y una conversación me volvió a hacer saltar los fusibles de mi mente. Volví a tomar conciencia de que no puedo seguir construyendo presente de la manera en la que lo había venido haciendo. En más de una ocasión, alguien nos habrá contado algo similar. Es volver a sentirse aprendiz. Dentro de cada uno/a de nosotros/as está la felicidad, esa dama que buscan desesperada todos los humanos hasta llegar a la muerte.
“Si no lo encuentras dentro de ti, ¿dónde lo encontrarás?” (Alan Watts)
A veces es difícil comprenderlo por medio de la lógica ni razón, es algo similar a una gaviota interna que dicta una nueva regla de oro. Una invitación a la épica y así sólo conseguiremos que la historia no se repita. Ahora toca dar el paso.

Mi cerebro y el juego de la música

En los últimos años, intento detenerme en todo aquello que tenga que ver con la música y su enigmática relación con lo más profundo del ser humano. Tu Cerebro y la Música, de Daniel J. Levitin (trabajó como productor musical con músicos de la talla de Santana, y ahora es catedrático en la Universidad de McGill, en Canadá, donde dirige el laboratorio de percepción musical y cognición, me tiene intrigada. Recurriendo a las últimas investigaciones y con ejemplos de piezas musicales que van de Mozart, Duke Ellington a Van Halen, Levitin desvela multitud de misterios. ¿Qué pasa en nosotros cuando escuchamos una canción? ¿por qué estamos tan emocionalmente unidos a la música que escuchábamos cuando éramos adolescentes? No sé si os ocurre, le pasa a casi el 100% de los mortales que tiene algo en la caja roja, pero hay letras de canciones que nos hacen sonreir o llorar. La música juega un papel muy significativo en las vidas de muchos de nosotros. “La historia de lo que hace tu cerebro cuando oye música es la historia de una orquestación exquisita de regiones cerebrales, en la que participan las regiones más antiguas y más recientes del cerebro humano, regiones tan apartadas como el cerebelo, situado en la parte de atrás de la cabeza, y los lóbulos frontales, justo detrás de los ojos. Se trata de una coreografía precisa de liberación y respuesta neuroquímicas entre sistemas lógicos de predicción y sistemas emotivos de recompensa. Cuando nos gusta una pieza de música, nos recuerda otra música que hemos oído, y eso activa huellas mnemotécnicas de períodos emotivos de nuestras vidas”. La música es el único tren que es capaz de llevarte al pasado, sin pasar por ninguna estación. Es magnífica esta sensación.

Mochilas contra el miedo

La letra con sangre no entra: el conocimiento entra con entretenimiento. Cuando le pregunté a mi nieta si en el cole le enseñaban lo que era la ansiedad y el miedo, me dijo: "Abu, ¿estás de broma?”. Así lo cuenta Punset. Y así es, en nuestra mochila escolar a alguién se le olvidó haber incluido una hoja de instrucciones sobre cómo trabajar en equipo, cómo suscitar emociones, cómo empatizar, cómo vencer los miedos, cómo saber encajar los golpes, cómo saber que nunca puedes ser el número 1, y sobre todo, cómo no derrotar al contrario con gritos, desgastando hasta sus energías. El miedo tiene muchos disfraces como tantas personas tóxicas que no disfrutan con las pequeñas cosas.

A mi Luna

Madrugada. Susurros de Luna me despiertan. Lucho, vivo, busco, aprendo, doy, lloro, rio, miro… amo… siento… juego… sueño. Y así pasan las horas intensas y fugaces, sin pausa… No permito permanecer mucho tiempo a la tristeza, que viene a visitarme cada tanto… A veces la escucho y se va..; en otras ocasiones, directamente paso de ella, no le hago caso… Le permito unas lágrimas y ya está. Todo pasa… Mi pequeña Luna me hace olvidar.., compartir sonrisas en silencio, intercambiar miradas de complicidad, gestos de pacto… Como la paroxetina a la depresión, su balbuceo y su llanto incomprendido, sus alegres movimientos de brazos y piernas, su abrir y cerrar de ojos son píldoras para mi espíritu. Durante mis momentos de sola soledad pensé en esas palabras MADRE-HIJA. Ser madre es… tener el corazón embobado de una hijita que hace sentirte tan importante… Arroyos de calidez, dulzura y amor, ríos de sentimientos que entregan tu alma en cada beso, en cada abrazo, en cada lágrima… Ser madre es multiplicarse en muchos corazones porque cada momento es diferente… Amar los pequeños y grandes logros… Es saber corregir a tiempo… Es descifrar ese llanto que se cuela hasta mi alma con desespero… Entregar sin esperar nada a cambio… Regalar pensando tan sólo en ella… Es desprenderse de nuestros propios intereses y centrarnos en lo que le puede hacer feliz… Somos instrumentos de amor, notas musicales que bailan al compás marcado por el impulso de la vida…

Yo pienso, yo siento, yo existo...

Leí este artículo y me gustó para colgarlo aquí:

(Texto que será radiado el 1-7-10 en la voz de Carolina Blay).
"¿Quién soy yo?".

El camino para descubrir quién soy yo pasa por el planteamiento sincero de la pregunta, mediante una actitud investigadora, de querer ver, de querer descubrir quién soy (...).

Esto sólo puede practicarse correctamente cuando existe una urgente demanda interna, y ésta sólo existe cuando uno ve que no tiene sentido vivir constantemente en el error. Pues si yo estoy viviendo sobre una base errónea, todas mis acciones, todas mis valoraciones, participarán de este carácter erróneo básico. Yo solamente podré adquirir, o recuperar, la objetividad cuando deje de estar subjetivamente equivocado.

Descubrir esa identidad exige que la persona se lo proponga, se lo proponga como lo más importante de su vida; exige que uno se plantee constantemente que quiere decir cuando digo Yo.

Para descubrir la propia verdad, la propia identidad, uno ha de obligarse a vivir cada instante con una conciencia más clara, más exigente, de sí mismo. Si yo soy quien está viviendo cada situación, yo he de exigirme ser consciente, no sólo de la situación, sino del yo que la está viviendo.

He de obligarme a ampliar la conciencia que tengo de mí y de las cosas que estoy viviendo para que no viva sólo las cosas en su proceso (...), sino que pueda estar atento al yo que es el denominador común de todos mis actos. Mi conciencia suele vivir sólo la mitad externa de mi experiencia y deja de vivir la parte interna, está cerrada al extremo interno de la experiencia.

Hay que estar atento a la noción que uno tiene de sí mismo como sujeto mientras está viviendo cada cosa: “yo y lo que hablo”, “yo y lo que hago” (...). Siempre es un yo, siempre hay alguien que está haciendo (lo que sea). Se debe estar consciente de toda experiencia y del yo que es el protagonista de esta experiencia.

Aprender a vivir estando atentos a esta Identidad es de unos efectos extraordinarios; y aprender a vivir dándome cuenta que soy Yo que veo, Yo que siento, Yo que Soy. Siempre estamos mirando el objeto, pero nunca miramos al sujeto.

Realizarse exige que yo aprenda a dirigir mi atención y mi interés constante hacia el sujeto, con el deseo, con la absoluta necesidad de llegar a descubrir “Quién Soy Yo”, qué es ese Yo que piensa, que siente, que es.

Cuando yo voy tomando conciencia de mi en relación con cada cosa que vivo, estoy quitando la identificación que había allí.


No suenan canciones en la montaña

Soledad y silencio. El binomio de la montaña. Ayer estuve en una conferencia de Sebastián Álvaro, periodista, aventurero y creador de "Al filo de lo imposible" y me llevé dos cajas cargadas para mi casa de adrenalina con olor a montaña. La vida es un reto permanente y hay que atreverse a fracasar, es una oportunidad. Y así piensan esos locos que suben por las laderas de las montañas jugándose la vida. El alpinista sale hacia la vía que sueña, y va atado con la cuerda a un compañero. Solos y en silencio. No suenan canciones en la montaña.

Confianza se escribe con C de tierna y dulce compañía


Esta semana que acaba de expirar ha sido dura, laboral y personalmente. Anoche, mientras me preparaba la cena, comprendí lo importante que es tener una persona, a tu lado, en la que confiar. Confiar es una palabra que tiene un sonido que sabe a silencio, con un imán de ternura y dulce compañía placentera. Es cerrar los ojos y olvidar quien eres para entregar tus palabras a un túnel que siempre encontrará la luz. Es esa confianza-compañía que te trae a la memoría el alborozo de aquella "niña" cuando juega en la calle de mi más profunda y siempre presente infancia. La escuché reir y excitada mientras chapoteaba en los charcos que deja el temporal de Levante en la playa de mis sueños, "El Lancón". O cuando discutía por el balón en el campo de juego, entre risas. Escuchar esto lo reaprendí-resaboreé, hace varios años, en tres días concretos, las tengo grabadas en mi aún joven baúl: una mañana de un octubre de 1991, una noche de octubre de 2006 y el amanecer de 10 de julio de 2008. En esos momentos se me abrieron los ojos y las orejas a las emociones pequeñas, ingrávidas, momentáneas. Aquellas por la que siempre vives. Las noches son más buenas noches cuando una sabe que cerca hay esa compañía limpia, que huele a jabón y a colonia "nenuco", leyendo un cuento en su cama. Y sonrío mejor, duermo en paz. En cada mirada, una complicidad. En cada suspiro, una ayuda sin ticket de retorno. En cada tristeza, un lo vamos a arreglar. En cada duda, una respuesta. En cada sonrisa, un sorbo de un millón de gracias. En cada abrazo, un siempre estaré aquí. Volver para volver. Y me vuelvo a rendir.






La sonrisa es decisiva, ¡adiós los tristes!

La sonrisa es el espejo del alma. Es más, a buen seguro que si te dicen de que te ries, te adivinarán quién eres. La sonrisa es decisiva. Leía hace unos meses que a finales de 2007, un grupo de científicos de las universidades de Stirling y Aberdeern desvelaban las claves de la seducción: la sonrisa y mirar a los ojos. En comunicacion es una pieza fundamental que comunica tu rostro. Juega un papel decisivo en las decisiones de aprobación, interés o atracción de la persona sobre sus interlocutores u observadores. Y lo más sorprendente, los tristes, los grises nunca serán capaces de liderar emociones positivas.
La tristeza se da la mano con el aburrimiento y la sosería. No comunica esperanza. Tengo una amiga que contagia virus de ilusión. Y sus ojos se mueven con tal fuerza que te traza en rojo el alma. Hablar con corazón es no renunciar a mostrar las emociones, aunque sean íntimas. "Una sonrisa es el primer paso a la libertad del hombre". Jaume Sanllorente, fundador de Sonrisas de Bombay.

Mozart y el desnudo del alma

Hace años que me "enamoré" de Mozart. La culpa un concierto-conferencia que organicé con la que hoy es más que una AMIGA, con mayúsculas. Ayer casi cuatro años después volví a escuchar el Réquiem, en directo, a menos de 20 metros desde el escenario. La obra contó con las actuaciones de los solistas Anna Puché Rosado (soprano), Chiara Fracasso (mezzosoprano), Ricardo Mirabelli (tenor), Elia Todisco (baix), además del coro del Teatro Principal y de la Orquesta Sinfónica de Baleares. Un concierto dirigido por un Francesc Bonnín, que destila en sus movimientos pasión y entusiasmo. Antes, nos impartió una clase de 50 minutos sobre las notas de la obra que más universal hizo a este genio. Nunca podré borrar de mi retina sus movimientos, sus zapateos... Estoy convencida que algo de mágico tienen las notas de Mozart, a mi personalmente me desnudó todo el lenguaje de mi corazón y sentimientos ante una compañera de trabajo que incluso me negó en una ocasión el saludo. Posiblemente su indiferencia y caras torcidas destrozaron toda la magia del Madrid que ronroneaba como las gatas en celo (me encantaba escucharla hablar, qué pasión e ilusión le echa la cabrona a sus proyectos) y sus zapatos de colores (no pasaban desapercibidos). El pequeño genio estrechó distancia, el resto, lo hemos construido a bases de horas de paciencia. Mozart cura el alma. No tiene marcos, ni límites, sólo la propia condición del ser humano, saca lo mejor de cada uno de nosotros, el ansia de superación, desde la humildad, el amor y la ternura en estado puro. Aún me estoy preguntando que pasó en aquel concierto-conferencia, pero lo confesable es que aún estoy desgranando las claves de este Réquiem, que cada vez que le escucho me hace llorar. Hace menos de 24 horas, volví hacerlo. Lágrimas en silencio, delante de íntimos fotogramas en blanco y negro, danzando entre los misteriosos violíones, violas, chelos, oboes, clarinetes... Casi 100 minutos meciendo en mi baúl personal lo extraordinario de estar viviendo una gran amistad.
Pasaba por aquí y me quedé. La verdad que me llegó una invitación por e-mail para participar en la IV Jornada de Educación Integral, organizada por la Fundación Claudio Naranjo, y la UIB, y pensé que tenía que estar allí. Primero, como YO (persona), para continuar haciendo una performance de mi alma, y segundo, como madre para conocer las herramientas con las que puedo ayudar a mi pequeña Luna a trazar caminos que ella algún día elegirá. Todos los asistentes tenían alguna conexión con el mundo de la educación, pero es más, de todos emergía, o por lo menos, con los que intercambie algunas palabras, su preocupación por como humanizar la educación. Casi 12 horas entre talleres creativos, imaginativos, emocionales para intentar despertar en nuestra conciencia el niño que todos nunca debemos “mandar” a dormir.
Una de las preguntas que se intentó contestar a lo largo del día fue ¿qué pueden hacer los profesionales que acompañan el crecimiento de los que jóvenes para facilitarles el aprendizaje y es más poner cimientos para desarrollar su inteligencia emocional, la empatía, asumir las responsabilidades, el compromiso, la responsabilidad, el respeto…? Convertir un aula en un espacio de convivencia para aprender.
Participé en dos talleres a elección propia y uno en común en el que el arte fue la percha escogida por los profesionales que pilotaron a los equipos. Arte en movimiento, en acción, en el que convivieron teatro, música, danza, expresión corporal y pintura… para ayudarnos a explorar nuestros caminos interiores. El silencio se apuntó a este tango de sensaciones para guiarnos hacia nuestro laberinto interior y como una palanca activarnos para encontrarnos a nosotros mismos. Qué sentimos, que observamos, en qué podemos mejorar para crear nuestro propio decorado interior. Al final la vida es como un teatro.
Los libros se aparcaron, las pizarras se taparon, las teorías se guardaron en el baúl. Se paró el tiempo. En silencio y con sonido. Cuando entramos en escena (en un aula, en un despacho…) pisamos las tablas con todo lo que somos: con nuestros miedos, nuestras manías, nuestros perjuicios, nuestros te quieros, nuestras vivencias y experiencias… Nos expresamos con nuestro cuerpo, con nuestro tono de voz… Si somos capaces de desempolvar nuestros mecanismos internos, estaremos en mejores condiciones para “educar” en paz. Guardo una imagen en mi CD en blanco y negro. Zapatos aparcados, unos pegados a los otros en un aula del otro siglo, mientras volábamos con las letras de Sabina, Serrat, Tina Turner, Beatles, Fito y los Fitipaldis… y un árbol con manos de colores, pintadas a trazos de revolcones de infancia y de sueños aún por hilvanar. Un día de educación.


Hace días que quiero escribir, pero no encontré ni un segundo. Salir de la burbuja de lo cotidiano y la rutina cuesta, más que por no intentarlo porque te apresa el tiempo. Me llamó la atención un artículo que leí sobre la ansiedad que decía algo así como que es un estado de inquietud curioso, empezamos a sufrir por algo que ni siquiera sabemos con certeza que se va a manifestar en el futuro, y de ahí la impactante frase de Descartes: “Mi vida estuvo llena de desgracias, muchas de las cuales jamás sucedieron”. Sabéis, le di dos vueltas y pensaba que a veces sería muy bueno sustituir nuestras reacciones automáticas por respuestas elegidas. Me explico tener la frialdad en décimas de segundos de poder cambiar de escenografía, como si de una obra de teatro se tratase o como si estuviéramos rodando una película. Intercalar trozos de películas entusiastas y momentos encantadores para rebobinar rápidamente y sustituirlos por esos otros que no nos oprimen, más que no nos dejan ser felices. En el fondo tenemos que ser un poco informático/as, arquitecto/as o escultore/as y poder reprogramar, reformatear o esculpir nuestra propia vida y nuestros propios sentimientos. Silencio, comienza la vida. Una segunda oportunidad.

El caballo y el espejo del alma


Estaba navegando después de mis vacaciones por mi CARBONERAS, -que duro es volver cuando desconectas unos días. El choque con la realidad es tremendo, sobre todo, cuando vuelves a un lugar que sabes que no es el tuyo-. Me encontré esta entrevista que me llamó la atención, por lo innovador del asunto. Un caballo, el espejo de tu alma? Conocía de las cualidades terapeúticas de los burritos pero lo que más me ha sorprendido ha sido el valor de los caballos para intentar buscar el liderazgo que todos llevamos dentro. Esta entrevista, publicada en La Vanguardia, me sorprendió espero que también os dejo un buen sabor de boca. ¿Quién se apunta a cabalgar?

Edgar Guerrero, susurrador de caballos y pionero del ´horse coaching´ en España"El caballo te enseña a ser un buen líder"VÍCTOR-M. AMELA - 06/04/2010
Tengo 62 años. Nací en Cali (Colombia) y vivo en Cabrera de Mar. Imparto cursos de liderazgo con ayuda de caballos. Estoy casado y tengo tres hijos, Aleix (33), Toni (31) y Laia (29). Nuestros políticos no son líderes ni de ellos mismos. Soy católico. Un caballo es un espejo
¿Susurra usted a los caballos?

Eso decían en el siglo XVIII de un tal Sullivan: serenaba caballos hablándoles al oído...

¿Verdad o mentira?

Los caballos tienen un oído hipersensible: es verdad que los tonos de voz bajos y alargados les serenan.

¿Les habla usted así?

Sí, pero se trata de un modo integral de tratar con caballos. Practico la doma natural.

¿En qué consiste?

Establezco una relación con el caballo que hace innecesaria la fuerza: el caballo me sigue dócilmente.

¿Cómo es posible?

Es muy natural: el caballo quiere un líder. Y si te siente como líder, te sigue.

¿Cómo puedo ser líder para un caballo?

No lo será siendo el más fuerte, sino el más servicial: en una manada de caballos, es líder el que se sacrifica vigilando para que los demás puedan agacharse tranquilos a comer hierba sin preocuparse…

Mis políticos no vigilan y me culpan.

Aún no entienden que liderazgo es servicio.

El incendio de Horta, la nevada…

No entienden que deben responder de la seguridad y eficacia del grupo. Al buscarse excusas, ¡dejan de ser líderes! Ya no lo son.

¿Qué nos atrae tanto de los caballos?

Vemos en ellos fuerza, valor, nobleza, elegancia, poder, confianza, armonía, libertad: ¡todo lo que querríamos para nosotros!

¿Se me pegará algo si me acerco a uno?

Primero aprende a acercarte a un caballo.



Nunca de frente, nunca rápido, nunca directamente, nunca bruscamente, nunca mirándole a los ojos.

¿Por qué?

Presa de carnívoros, el caballo tiene el impulso genético de huir: el miedo ha preservado sus genes. Así que acércate con suavidad, ladeado, en lento zigzagueo, cabeza gacha, con humildad... ¡Primera lección!

¿Cuál?

¡La humildad! Si vas con humildad, el caballo enseguida te tomará confianza.

¿Y luego?

Si le transmites calma y resolución, seguridad, él te seguirá: serás su líder. Es un animal jerárquico, busca sentirse tranquilo, ¡necesita alguien de quien fiarse! Y aquí llega la segunda lección para la vida en grupo.

¿Cuál?

Por mucho cargo que ostentes, si no infundes confianza, carecerás de autoridad: no habrá equipo. Serás líder natural sólo si los miembros del grupo confían en ti.

¿Quién viene a aprender liderazgo?

Ejecutivos: el contacto con los caballos les enseña muchísimo sobre sí mismos, y así aprenden a corregir y mejorar aspectos...

Cuénteme algún caso.

Coloqué a un director general en el centro de la arena, encerrado junto a un caballo. ¡El caballo entró en pánico, empezó a correr como un loco, buscando una salida!

¿Por qué?

La hipersensibilidad del caballo detecta tu ánimo interior, tu energía, tu modo de estar: ¡es tu espejo! El caballo captó la energía agresiva de aquella persona y así reaccionó.

¿Y qué sucedió con el directivo?

"Baja la cabeza", le indiqué. La bajó. El caballo seguía asustado. "Hazte pequeño. Agáchate. Encógete...", fui sugiriéndole. El hombre acabó enroscado sobre sí mismo, en el centro, y sólo así el caballo fue calmándose.

¿Qué aprendió el tipo?

"¡Me paso la mitad del tiempo pidiendo disculpas por mis malas formas!", me reconoció luego aquel arrollador directivo. "Esta misma mañana he hecho llorar a mi hijo", confesó triste. Era un tipo muy válido... que provocaba estropicios emocionales: ¡un caballo le enseñó a ejercitar la empatía! Hoy practica un yoga relajante, le va muy bien.

Cuénteme otro caso.

Llegó una directiva muy refractaria: "Ni me gustan los animales ni yo les gusto a ellos". Acabó abrazada al cuello del caballo...

¿Qué beneficio profesional obtendré?

Cuando conectas con el caballo, ¡sientes que tienes poder natural! Es tan gratificante que sales de aquí muy seguro de ti mismo, con confianza y autoestima.

¿A quién cree que le sería más útil un cursillo así?

A una mujer maltratada, un desempleado... Están viviendo el terror primigenio del ser humano: haber perdido tu lugar, haber sido expulsado del clan. Gracias a los caballos, por una vía emocional, descubres que atesoras recursos, y recuperas posición, poder.

¿Acabamos con un último caso?

Me vino un grupito de empresa (incluida una joven becaria extranjera en prácticas, a la que nadie hacía caso), y en los retos con caballos que planteo al grupo - conducir al animal desde un punto A hasta un punto B, por ejemplo-,aquella chica casi invisible, con tacto, capacidad de análisis y resolución, ¡acabó liderando al equipo! A la vuelta del cursillo, por cierto, la contrataron.

Cuénteme otro ejercicio con caballos.

El caballo te sigue en cuanto siente que tú sabes adónde vas. Así, si saltas un listón, él saltará detrás. Un día el listón estaba caído, pero una chica lo saltó como si estuviese en su sitio. ¡Y el caballo, tras ella, saltó como si el listón estuviese alto! Ella, pues, transmitía seguridad, confianza: era líder.

¿Qué tres cualidades debería reunir para ser un buen líder?

Visión clara de adónde vas. Capacidad de empatía. Capacidad de comunicar.

El concierto del coraje



Hace unos días me escapé al cine. Ví El concierto. El argumento es algo así: en la época de Brezhnev, Andrei Filipov era el mejor director de orquesta de la Unión Soviética y dirigía la célebre Orquesta del Bolshoi. Pero en plena gloria, tras renunciar a separarse de sus músicos judíos, entre los que estaba su mejor amigo Sacha, fue despedido. Treinta años después, sigue trabajando en el Bolshoi, pero ahora… como limpiador. Una noche que Andrei se queda hasta tarde sacando brillo al despacho del jefe, encuentra un fax dirigido a la dirección del Bolshoi: se trata de una carta del Teatro de Châtelet invitando a la orquesta oficial a que vaya a dar un concierto a París. De repente, a Andrei se le ocurre una idea loca: ¿por qué no reunir a sus antiguos compañeros músicos, que viven de hacer trabajillos y chapuzas, y llevarlos a París, haciéndoles pasar por el Bolshoi? La tan esperada ocasión de tomarse la revancha por fin ha llegado.
En la película también se puede ver liderazgo, trabajo en equipo y perseverancia a toda costa cuando el objetivo marcado es la única salida para iniciar un nuevo rumbo. El empeño y la tenacidad del protagonista de esta película, que comparte papel con los acordes del Concierto para violín en D Mayor de Tchaikovski, es un ejemplo para muchos empresarios que no confían en ver la luz al final del túnel.
Coraje es lo que tiene el protagonista para enfrentarse al reto, a un sueño que le persigue 30 años.
Durante la historia también han vivido héroes como Abraham Lincoln, Vaclav Havel, Teresa de Calcuta, Nelson Mandela… Una y otra vez hombres y mujeres arriesgan sus vidas por una idea.
Yo personalmenente cuando me enfrento a un reto, tengo miedo, quizás temor a lo desconocido, pero siempre me atrevo a dar pasitos hacia esa senda. Mandela dice que el/la valiente no es aquél o aquella que no siente miedo, si no el/la que lo conquista y domina.
Coraje por atreverse a ser uno/a mismo/a. Coraje para decir que no. Coraje para dar ese paso y probar como un/a explorador/a. Coraje para poder y reconocer que me he equivocado, aprender y reanudar la marcha. Coraje para pedir perdón. Coraje para penetrar en la soledad insondable, partera fiable de la mejor compañía. Coraje para vivir lo que nos gusta. Rompo la tela del miedo con una espada de magia para triunfar con mi yo. Miro al futuro, siempre me asusta, pero sudo la camiseta. El otro día mi jefe me dijo ante una serie de marrones que tenemos un día sí y otro no: "No te lo esperabas, aquí siempre hay lio". Y yo le contesté: sí la verdad que así aprendo. Es el mejor camino para avanzar hacia una misma.
Les dejo con este artículo que me ha traido recuerdos sobre un foro de innovación y creatividad que organicé hace ya unos años. En mi inmersión en la creatividad y la innovación como un cambio me topé de bruces con el jazz como un género musical con gran personalidad, que disfruta de la improvisación y la libertad. Allí también descubrí a un grupo de expertos de relevancia nacional como José Manuel Casado, Jesús Vega, Joaquin Vila (IESE)... Ese mismo año asistí a un taller de Santiago Álvarez de Mon... Las escuelas de negocios están hartas de ejemplos de grandes multinacionales y están cogiendo ejemplos de la vida cotidiana para explicar como sobrevivir a avatares. Quien dice Grateful Dead, dice The Rolling Stones, los Beatles... o cocineros como Ferran Adrià... Y os dejo con una de las caras más impresionantes de un concierto de Robbie Williams - kiss a woman - Come undone - knebworth... Esta idea es de una amiga que siempre que necesita algo motivador se conecta al youtube

Los Grateful Dead han cambiado. Antes, eran cinco hippies que consumían un montón de drogas y que hacían música. Ahora, son un caso de estudio para las escuelas de negocios, que los consideran genios visionarios por crear valor para los clientes, promocionar las redes sociales y desarrollar planes estratégicos. Este nuevo enfoque para la banda queda reflejado en el número de marzo de The Atlantic, que expone que los alumnos de las escuelas de negocios se han cansado de estudiar a General Electric y Southwest Airlines y optan en su lugar por los Dead.

Sólo soy una fan del grupo, pero lamento que el artículo no incluya esta frase de Truckin: "Juntos, más o menos a la par, seguimos dándole". Me parece un lema excelente y muy versátil para la mayoría de las empresas. Por lo demás, tengo sentimientos opuestos con respecto a su cambio. Elogiar a los Dead por "crear y aportar el máximo valor para los clientes" resulta casi blasfemo. Jerry Garcia estará removiéndose en su tumba.

Pero tampoco veo por qué deberían ocupar los Dead este puesto. ¿Qué pasa con The Rolling Stones? Me pasé mi adolescencia tirada en la cama escuchando Sticky Figers y Exile on Main Street hasta que se desgastaron los surcos del vinilo. Sin duda también merecen ser dioses de las escuelas de negocios.

La semana pasada, me dediqué con un considerable entusiasmo a ajustar a The Rolling Stones a las necesidades de un estudiante de MBA. Primero, busqué en su repertorio de canciones consejos prácticos sobre management. "Azúcar morena, cómo puedes estar tan buena, aah" no tiene ningún paralelismo evidente con la gestión. "No puedo obtener satisfacción alguna" podría entenderse como un estudio sobre la naturaleza esquiva del trato con los clientes –pero no estoy muy segura de qué líneas de actuación surgen de ella–.

La auténtica lección que se puede extraer de The Rolling Stones se refiere al éxito. Han aguantado 48 años en una industria famosa por: a) adorar la juventud; y b) ser extremadamente caprichosa. Su última gira ha sido la que más dinero ha recaudado en la historia del grupo. El crecimiento ha sido natural; se han ceñido a su negocio y valores. Disfrutan de una sólida relación entre dos personas que, pese a las peleas, han permanecido juntas. Han mantenido el control sobre su propio trabajo. La mejor lección de todas fue su cambio de nombre al pricipio de su carrera de Rollin'Stones a The Rolling Stones. Fue realmente radical: la banda más en la onda del mundo optaba por la corrección frente a los trucos promocionales. Si la aseguradora Fortis hubiera seguido el ejemplo, no habría cambiado su nombre por el absurdo Ageas.

El primer amor de mi marido fue Syd Barrett, la fuerza creativa detrás del primer Pink Floyd. Dado que Barrett escribió una canción titulada Effervescing Elephant, que achicharró su cerebro con LSD, que se volvió loco y que se retiró para vivir como un recluso con su madre en Cambridge, podría pensarse que se pueden extraer de ello pocas lecciones aplicables a los negocios –aparte de mantener lejos las drogas psicodélicas–. Sin embargo, mi marido encontró dos profundas verdades: Barrett comprendía que, con frecuencia, el cambio es imposible. En Octopus, canta: "Cuanto más se sube, más se cae... La puerta chirriante siempre chirriará". También demostró que la autenticidad no es tan buena como se cree. Barrett era demasiado auténtico, por lo que nadie pudo versionar sus canciones, algo que no fue positivo para los derechos de autor.

Pero no todas las lecciones son buenas. En el rock, la muerte puede ser algo inteligente, mientras que en los negocios fallecer a mitad de carrera pocas veces resulta una buena idea. Cuanto más se piensa en ello, más evidente resulta que una esfera consiste en sexo, drogas y rock & roll, y la otra en hojas de cálculo, relaciones con los clientes y gestión de la cadena de suministro. No hay muchas coincidencias.

Pero la mayor diferencia es que en el rock se necesita una estrella. En los negocios, sucede todo lo contrario: las cosas van mucho mejor sin ella.
(Publicado el 17-03-2010 por Lucy Kellaway. Columnista de Financial Times)

Momentos dulces e inolvidables


Momento a momento. Pasan los días, las semanas, los años. Ayer le comentaba a mi jefe de gabinete, un tipo amable y simpático, creo que buena gente y con una cintura y un chaleco antibalas de la guerra del Vietnam contra jefes pesados que no disfrutamos ni un sólo acto, ni un sólo día... En nuestro pupitre de trabajo vamos llenando casillas a casi tres semanas por delante, así que cuando pasa el día D ni nos enteramos, es asunto saldado porque creo que antes, semanas antes, lo imagínamos tanto que perdió todo el morbo que tenía... Sin embargo, cuando me relajo, miro atrás y ¿qué queda? Momentos.
Nos pedía el domingo Maruja Torres en un excelente artículo titulado Momentos, una promesa: "Les ruego que vivan sus días sin dejar que las horas pisoteen sus momentos. Porque eso es todo lo que nos vamos a llevar". Parecía un capítulo de Marcel Proust, aquel de la magdalena suprema de la literatura universal en su En busca del tiempo perdido.
Identificarte con tu alma gemela en otra persona, abrirle delicadamente los pétalos a una amistad,sin condicionantes es algo mágico. Un/a amigo/a nuevo es un tesoro, un camino, un descubrimiento, una aventura compartida. Cuando se echa la mirada atrás es magnífico.
Desde nuestra infancia vamos almacenando recuerdos, impresiones, impactos... momentos que se acumulan y acarician nuestro corazón.
Continuaba Maruja Torres diciendo: ¿Recuerdan la foto de satélite que se publicó hace poco, aquella en que desde muy lejos, en el universo, se distinguen claramente las pirámides? Pues eso. Así vemos desde la vejez las cúspides que dieron sentido a nuestras vidas. No son de oro y piedras preciosas, sino de algo infinitamente mejor. Son de tiempo. Del tiempo que usamos bien y en que fuimos bien usados. Tiempo breve, fugaz, tiempo deslumbrante de lucidez, belleza y felicidad.

"Sin amistad nadie querría vivir, aun cuando poseyera todos los demás bienes […]; porque ¿de qué sirve esta clase de prosperidad si se la priva de la facultad de hacer bien, que se ejerce preferentemente y de modo más laudable respecto a los amigos?” Aristóteles, Ética a Nicómano

Os dejo estos datos que me ponen los pelos de punta para quienes creemos en la amistad sincera. El 26 por 100 de los estadounidenses se sentían solos y reconocían sentirse deprimidos e infelices. En España el dato es parecido: El 20 por 100 en 1991en la encuesta realizada por CIRES (Centro de Investigación sobre la Realidad Social). La amistad no solo es necesaria para evitar la soledad, sino para compartir la vida, sentirnos más plenos y auténticos e, incluso, aumentar nuestra esperanza de vida. Esta es la conclusión de un estudio realizado por la universidad australiana de Flinders. Durante 10 años analizaron las relaciones sociales de 1.477 personas mayores de 70 años y lo correlacionaron con su longevidad. La conclusión es muy reveladora: Aquellos que tenían más y mejores relaciones con amigos (que no con familiares) llegaban a tener un 22 por 100 más de probabilidades de sobrevivir. Es decir, la amistad es también un elixir de juventud y buen antídoto para evitar los ataques de corazón, según la investigación publicada en la revista Heart en Reino Unido. Las personas que han sufrido un ataque de corazón tienen el doble de posibilidades de recaer al segundo año si no tienen un buen amigo, familiar o pareja con el que poder intimar. Yo padezco amiguitis desde hace muchos años, es tan bueno, siempre lo receto.

SMS con chispa amiga

Estaba pensando en participar en un concurso de SMS que organiza un hospital de Palma, Son Llàtzer. Es un díficil y complicado ejercicio pero puede ser algo así, 140 caracteres, empezaré a restar:



Amiga, Leolo reacciona. Mejora. Ya sabes, las cosas que más se echan de menos son las que no se pueden comprar. Los besos, los abrazos, las miradas, las confianzas, las ilusiones, las lágrimas, las oportunidades pertenecen a nosotros. Las voy a dejar volar como cometas llenas de jirafas blancas. Reir, bailar, amar, vivir, perdonar, escuchar, jugar a la felicidad... ¡sencillo cuando lo tienes en tu mano! Acompañame en mi viaje que sola no puedo. Te dono mi corazón.



Vestido negro, collar y pendientes plateados, zapatos rojos, bolso con chapas de Coca-Cola y las ovejas de vacaciones…¡suerte en la operación!


Mejoro, ami. Ya sonrío, bailo, vivo,... ¡sencillo cuando la atrapas otra vez en tu mano! Gracias por acompañarme en este viaje. Hoy le he vuelto a ganar. Vuelvo a empezar, jajaja.

Mejoro, AMI. Ya sonrío, bailo, vivo… ¡qué sencillo, vino otra vez a mi mano! Gracias por acompañarme en este viaje. Le volví a vencer. tq

Mejoro, AMI. Ya sonrío, bailo, vivo… ¡qué sencillo, vino otra vez a mi mano! Gracias por acompañarme en este viaje. Le volví a vencer.jajaja. tq

Mejoro, AMI. Ya sonrío, bailo, vivo… ¡qué sencillo, vino otra vez a mi mano! Gracias por estar ahí. En este viaje le vencí. Me escondí tras la puerta. Jaja. Tq

Comunicar es compartir, en femenino y masculino, por favor

Sí, sé como llegué. Me rebotaron un e-mail y mi gran amiguita y yo decidimos saber que era eso de "La autoridad natural de la mujer". Desembarqué en una sesión de formación de mujeres para mujeres. Al principio me dio buen feeling. Parecían hasta creativas. Yo en el mejor de lo casos, les llamo artistas. Pero según avanzaba, me desinflé. Nunca pensé que las mujeres tuviésemos un concepto tan trasnochado de nosotras mismas, de nuestro rol en la sociedad. Cuando hablaba la consultora Ana María Vidal me quedé acojonada y pensativa, en dos palabras. Sabía que la sociedad está inmersa en planes de igualdad, que el 25% de las empresas que cotizan en el Ibex 35 no cuenta con ninguna mujer en sus consejos de administración. Muy lejos todavía del objetivo de la paridad proyectado por la actual normativa española para el 2015. Que cobran menos que los hombres, ques y ques que todos los días leemos en la prensa y escuchamos en la calle, o que en los corrillos no sobresaltan con la expresión ¡cómo puede ser a las alturas de este siglo! Me sonó bastante “gueto feminista”, SÓLO para MUJERES.
En mi nueva etapa de silencio, entendí que tenía que callar, pero ayer lo dudé, no pude contener mis raíces guerreras. Intervine. Mi papel como mujer: es ser PERSONA. Hasta me atreví a tachar la palabra autoridad de fea, de masculina, de pisoteadora.
Según la Real Academia, autoridad=Potestad, facultad, legitimidad. Prestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia.
Lo mismo que le pido a un hombre. Si éste no me respeta, pues al carajo. Me tendrá de frente. Pero lo mismo a que a muchas mujeres que se esconden detras de la nueva palabreja MUJER para desacreditarnos y humillarnos como personas.
Nuestro genoma, ya lo sabemos, tenemos hasta un sexto sentido. ESPECIAL.
Esta sociedad necesita HyM ó MyH comprometidos, con talento, con futuro, con retos, con proyección de desarrollo, con habilidades, con oportunidades, con formación, con igualdad, con trabajo, con iniciativa, con esfuerzo. En definitiva: liderazgo e igualdad de oportunidades. Estoy convencida que las/os tristes no ganan en esta vida. Ni son capaces de liderar emociones positivas (sin la cuales no hay proyectos, ni comunidad, ni esperanza). Tampoco la tristeza puede seducir ni infundir ánimos colectivos. Las mujeres y hombres u hombres y mujeres (que lío no?) que ganan son los/as que convencen y seducen, contagian ilusión. Y el ánimo es energía movilizadora. Los retos y problemas del mundo no tendrían que saber o tener sexo. Lo que sí sé que algunas aún están infravaloradas, marginadas. Necesitamos sumar muchas voluntades y alianzas para un papel de la mujer sostenible.
Mejor será que lo hagamos con ilusión cautivadora. Nuestros derechos son los nuestros, no nuestras.
Yo me río de todas aquellas personas que quieren ponerles a todo as/a. Una AMI me enseñó que los extremos nunca fueron buenos, y lo que aprendí desde un tiempo a esta parte que jugar en equipo te da ventaja. Quizás ha llegado la hora del RESPETO, y la reorganización del CAMBIO en esta sociedad.

Marta Romo dice en su blog: El liderazgo compartido parte de la base de que todos tenemos talento para algo, que todos tenemos potencial y de lo que se trata es de aprovechar ese talento (capacidad x compromiso x entorno) en todos los miembros del equipo, porque se entiende que:
El equipo es más que el individuo mismo.
Todos piensan y tienen la capacidad de tomar decisiones
Lo que se hace o se deja de hacer afecta positiva o negativamente al sistema.
Todos comparten la misma visión de la organización.
El desarrollo integral de sus miembros es primordial.
Os dejo la banda sonora de "Princesas". Hoy seremos princesas.

La magia de un hospital

"Le espero en una sala mientras él, en el lavabo, ajusta su pierna electrónica, que perdía aceite". Esto lo contaba ayer Albert Espinosa, guionista de la película biográfica Planta 4ª. Escuchar a Albert me enseñó cosas, quizás me zarandeó de mi burbuja sanitaria-periodística. Me escapé al hospital Son Llàtzer al filo de las 13.30, un compromiso con su jefa de prensa, Joana Mas, su ciclo de conferencias, y un ratito de zen para mis ajetreadas neuronas. Allí descubrí como no es triste morir y que lo lamentable es "no vivir, no vivirlo todo, incluida la tristeza o la misma muerte". Albert, lo contaba porque lo sabía. A sus 13 añitos le diagnosticaron un cáncer, le amputaron la pierna, un trozo de pulmón y un trozo de hígado. Sí, vio las estrellas de ese tunel que tanto me asusta, y del que ayer vi su luz gracias al humor de Albert. Comentaba que "cuando uno se cruza con la muerte, tiene necesidad de contarlo". Supongo que si Albert y me ayudaste a no tenerle menos miedo. Me atreví a cruzar este puente con tu puntito de humor y ¡qué bien me supo!
-¿Morir no es triste, dice?
"Si luchas, no. Has ganado. Aunque mueras. ¡Todos hemos de morir, al fin! Yo he visto morir a muchos amigos míos del hospital, pero vencieron. Porque vivían. La victoria contra el cáncer no estriba en ponerte bueno, sino en combatir, en vivir todo ese tiempo". Y recordaba que cada vez que le amputaban "algo", hacía una fiesta de despedida de su pierna. [Es el único que tiene ya un pie en el cementerio] ¿Sabíais a quien se atrevió a invitar? A un portero de fútbol al que le había metido muchos goles, (ja-ja-ja), e incluso bailó "Esperame en el cielo" con una enfermera. Imagínaos lo duro para un niño no volver a pegarle patadas a un balón.
Decía con la boca grande, "teníamos un pacto: si uno muere, nos repartimos su vida entre los que quedamos”. Hoy yo vivo 4,8 vidas: la mía y otras 3,8". Así le ha dado tiempo de escribir tanto, y tanto.
Pero el cáncer le arrebató muchas cosas… Sí, contesta. "Me quitó partes del cuerpo y vivencias. Y, a la vez, me regaló vivencias emocionales intensas: ¡la balanza está compensada!".
El contó como a su hermana la nombraron a sus 10 añitos palanguera oficial, pues se encargaba de llevarle una palangana cada vez que vomitaba la quimio. Así le explicaron sus papis que su hermano padecía cáncer. "Nunca he conocido una palanguera más rápida", decía con voz de niño.
Su receta para tratar a alguien enfermo de cáncer, visitarlo, acariciarlo, tocarlo, abrazarlo, besarlo... Albert también tuvo palabras de elogio para los profesionales sanitarios, "todos tienen su papel", aunque dejó sobre la mesa ante un auditorio con muchas batas blancas que se dedicó muchos días a poner paz entre ellos (en concreto con los médicos) que tienen muchísimos celos entre ellos. Recordó a un celador que siempre dejaba 3,5 minutos para las despedidas a enfermos y familia antes de entrar al quirófano, al lado del ascensor. El buen hombre había calculado que era el tiempo que necesitaban para decirse "te quiero". El celador, siempre dejaba esos minutitos de intimidad con una excusa "se me olvidó un papel y voy a por él". Albert, gracias. Enhorabuena, Joana, por hacerme hoy sin saberlo muy feliz. Estas son los trenes que pasan por nuestra puerta y no podemos dejarlos pasar.

Enamorarse todos los días=adiós la presión y obligación


En los tiempos que corren, en el que los valores a veces son más caducos que un cartón de leche, ¿qué difícil es enamorarse? Y me pregunto, ¿esto es como el balonmano? ¿No hay que practicar y practicar?
Y me contesto, hay que enamorarse todos los días. No hay nada más pedagógico que el entusiasmo. La agresividad, el desinterés por aprender, la apatía, el pasotismo... son siempre caballos perdedores, temerosos y apáticos. A mi personalmente, me encanta jugar a caballo ganador. Y mi franca sorinsa con pena pare esta iniciativa a invitaros a enamorarse todos los días de lo que hacemos, de plantearnos un reto, de mirar por encima a nuestro jefe, de pasar de compañeros incompetentes... Todo eso se puede corregir con la música. Pero, ¿sabéis que tengo una compi de mesa que cuando me descuido hasta me saca mi CD de la disquetera porque la pone nerviosa la música clásica? Ay dios mío, qué mala suerte, haber encontrado semejante así que desprecia el himno a la libertad... Es lo mejor que tiene el despacho de mi jefe, las negras y blancas campan por sus anchas, allí siempre suena música... que me ayudan a sacar el paraguas y olvidar su desaire. ¡Que diferentes serían las escuelas si se aprendiera desde la pasión y el flujo en lugar de desde la presión y la obligación! Siempre tomé la iniciativa de ser yo=víscera de pasión.

Por fin he tenido tiempo para volver a teclear unas letras en este lugar tan infinitamente cautivador. Lo definiría como mi momento zen, de soledad y encontrarse con una misma. Estos días he estado inmersa en la elaboración de un megaproyecto de cambio y transformación de una comunidad. Un ciclo que imita a un aula abierta en donde el protagonista es la PERSONA. El trabajo no espera dar respuestas definitivas
sino provocar alguna que otra pregunta en cada uno de nosotros sobre el momento actual que atravesamos. ¿Por qué resulta tan interesante incorporar en las empresas una cultura de coaching, de cambio a través de sus líderes? Básicamente por una cuestión de influencia, el jefe es decisivo para el aprendizaje. Sabéis que más del 90% del desarrollo profesional no tiene lugar en las aulas, durante los cursos de formación, sino en el trabajo del día. Después de esta reflexión y de lo que he venido observando a mi alrededor, necesito gente con valentía, coraje, ilusión, ganas de cambio... ¡estoy hartas de grises y tristes!



Esta mañana me levanté con ganas de escuchar a Los Secretos, me encantan, y hay una canción que me disloca: "Pero a tu lado". Anoche me fui a dormir con lágrimas, por ver la tragedia de Haiti... ¿qué fuerza tiene la naturaleza ante nuestros sueños, odios, desaveniencias, angustías, cambios, presiones, envidias...? Todo, en segundos, se derrumba y te quedas con tu traje interior... al final es lo que importa, lo que hayas hecho, como lo has hecho y por que lo has hecho. Leo un artículo de las desigualdades salariales, de lo jefes tóxicos, de las organizaciones que piensan en los números y se olvidan de lo que somos y qué podemos aportar. Es tan importante que todos nos encontremos en el lugar adecuado. Cada vez soy más consciente que los empleados nos quejamos del mal ambiente laboral, de horarios rígidos que no nos dejan conciliar la vida personal, familiar y laboral. Siempre me viene a la cabeza conversaciones que tuve con una anterior jefa que abogaba por más de 50 horas semanales... Y siempre pensé que esto no tiene nada que ver con el apretón de cinturón provocado por la crisis. Cada uno de nosotros llevamos un puzzle interior que tenemos que ser capaces de montar adecuadamente, con sus formas, sus defectos, sus aristas... para acabar sintonizando con aquella vida que queremos. ¿Os gusta la foto de entrada? Me sorprendió. No sabía que los elefantes sabían nadar. Toneladas flotando sobre el agua. ¡qué pasada! Y es que tod@s tenemos dentro de nuestro ser: un explorador, un maestro, un amigo, un amante, una madre/un padre, un niño/a. Y es que no hay más poderoso e inspirador que sentir pasión por lo que haces.
Según los dos filósofos más destacados del management actual, Steven Covey y Fredy Kofman, estamos frente al despertar de la "economía consciente", en la que el verdadero éxito implicará tres cosas: "Hacer lo que amamos" (estrechamente relacionado con lo que somos en esencia, de ahí que nos apasione y nos haga vibrar), "amar lo que hacemos" (vivir nuestra función con coraje, compromiso y entusiasmo, lo que depende, sobre todo, de nuestra actitud) y concebir dicha profesión con "vocación de servicio", siendo muy conscientes de que la auténtica felicidad brota de nuestro interior al hacer felices a los demás. Tendremos la recompensa como los elefantes después de sus jornadas duras transportando madera... Un chapuzón reconfortante.

Crecer desde la silla: adiós a los modelos obsoletos

Estaba pensando hoy durante en el almuerzo en la oficina sobre diferentes puentes que se podrían tender hacia los directivos para ayudarles a crecer en sus puestos de trabajo desde su propia silla. A veces acudo a diferentes congresos, conferencias, encuentros... y los formatos tristes y grises se repiten: una mesa y uno, dos, tres o más señores/as vestido/as con su mejor fondo de armario intentando desarrollar todo lo aprendido y comunicárselo a los que acudieron a la cita movidos por un márketing estupendo o por curiosidad. Pero acaba... y...? Todos vuelven a sus puestos.
Si las prisas son enemigas del aprendizaje, la tortura de aguantar en un pupitre puede ser peor. Pensaba en las posibilidades del teléfono, de esta máquina que me ayuda a llegar hasta aquí, en los puntos/plataformas de encuentro, con dinámicas grupales del aquí y del ahora, donde poder invitar a los directiv@s a reflexionar, a aprender de otras experiencias, a reforzar su manera de trabajar. Cuando ibamos a la facultad, estábamos hartos de folios y folios de apuntes... Desde nuestros puestos de trabajo podríamos crecer explorando nuevas formas de formación, donde los profesores podrían hacer un seguimiento individualizado de cada alumno desde los retos y los problemas que se les plantean en el día a día. Me recuerda a la fuerte herramienta que proporciona la figura del coach ejecutivo pero en esta ocasión para instruirnos a los directiv@s sobre cómo observarnos correctamente, ayudarnos a reflexionar, guiarnos con comentarios útiles y feedback adecuado, y montándonos encuentros sectoriales y transversales para focalizar mejor nuestro talento, y buscar una mejor interacción entre directivos y profesores. Verdaderos laboratorios del talento y liderazgo.

El gran gol de Mandela: "Todo parece imposible hasta que se hace"

"Todo parece imposible hasta que se hace". "No es valiente el que no tiene miedo, sino el que sabe conquistarlo..." (N. Mandela) El otro día fui al cine a ver "El Erizo", una peli francesa, fresca y tierna para mi reconciliación con el 7º arte después del nacimiento de mi Luna. Una niña superdotada, un japonés muy zen y una portera que oculta en su alma una biblioteca con grandes joyas literarias me tocaron la fibra de la soledad, la familia, la amistad incondicional... bajo la marca de "todas las familias felices se parecen; cada familia infeliz es infeliz a su manera". Allí me topé por casualidad con el trailer de "Invictus", del libro "El factor humano" que tiene como protagonista un HOMBRE, lo que escribo con mayúsculas, porque todos tenemos que aprender de él, Nelson Mandela. A NM le cambió radicalmente la vida cuando salió de la cárcel y no mucho después fue elegido mandatario de un país dividido por el odio racial. Pero Mandela estudió en su cautiverio los gustos y las pasiones de "blancos y negros". "Invictus" cuenta la historia real e inspiradora de cómo Nelson Mandela (Morgan Freeman) unió sus fuerzas a las del capitán del equipo de rugby de Sudáfrica (Damon) para ayudar a unir a su país. El recién electo presidente Mandela sabe que su nación sigue estando dividida racial y económicamente debido al apartheid. Creyendo que puede reunir a su pueblo de nuevo gracias al lenguaje universal que es el deporte, Mandela se une al equipo sudafricano para participar en el mundial de 1995, como vía para acabar con el odio y la desconfianza existente durante décadas entre la población blanca y negra del país.

Alex Rovira: "La gratitud de estar vivo me mueve a servir a los demás"

41 años. Separado y con tres hijos. Escritor, conferenciante y psiconomista. El detonante de su fortalecimiento fue la muerte de uno de sus mejores amigos, lo que le llevó a padecer una depresión.
"A lo largo de mi vida he atravesado varias crisis. Una de las más importantes me sucedió a los 27 años, cuando un infarto se llevó a uno de mis mejores amigos. Su muerte me hundió en una depresión de la que salí sin pastillas. Aquel intenso sufrimiento me movió a investigar más profundamente acerca del alma humana. Y a escribir acerca de lo que sentía dentro de mí. Así fue como descubrí mi vocación literaria y mi pasión por servir a los demás haciendo lo que amo: compartir mi propia experiencia de transformación. Más adelante estuve a punto de perder a uno de mis hijos. Desde entonces me siento cada día agradecido de estar vivo. Ya no doy por sentado nada. En eso consiste vivir conscientemente: en valorar lo que tienes, aprovechar lo que te sucede y disfrutar de cada momento. Para mí, la vida es un regalo maravilloso, una oportunidad para aprender a ser feliz por mí mismo y aceptar y amar a los demás. Ése es el verdadero camino espiritual. Doy gracias a la adversidad y al sufrimiento porque me han permitido descubrir el sentido de la vida".
Ahora mismo, en este preciso momento, somos el resultado de las experiencias que hemos vivido a lo largo de nuestra vida. O más concretamente, de cómo las hemos interpretado y de la actitud que hemos tomado frente a ellas. Si bien la mayoría de acontecimientos que forman parte de nuestro día a día transcurren casi sin hacer ruido, hay algunos hechos que nos marcan para siempre y dejan una huella imborrable en nuestra mente y en nuestro corazón. Una larga enfermedad. Un accidente de tráfico. Ser despedidos del trabajo. La ruptura de una relación sentimental. La traición de un amigo. O como le sucedió a Alex Rovira, la muerte de un ser querido. Las peores experiencias, las más difíciles de afrontar, son precisamente las que más nos posibilitan evolucionar y madurar como seres humanos. Todo depende de cómo las veamos: como problemas con los que quejarnos y victimizarnos o como oportunidades de superación y aprendizaje.
Por eso se dice que no hay mejor maestro que la adversidad. Aunque suela vivirse como un proceso difícil, incómodo y doloroso, muchas personas reconocen que gracias a sus conflictos existenciales han conectado con una fortaleza interior que desconocían. Y no sólo eso. En ocasiones, la experiencia del sufrimiento y el malestar les ha llevado a replantearse por completo su vida; a cuestionarse sus creencias y sus valores, y a cambiar así su manera de ver y de relacionarse con el mundo.
Y lo cierto es que este enfoque más constructivo y optimista no tiene nada de nuevo. El mismo Alex Rovira reconoce que se trata de un mensaje universal que se repite desde hace miles de años. Sin embargo, los seres humanos tenemos un peculiar rasgo en común: tendemos a olvidar lo que deberíamos recordar y a ser víctimas y esclavos de esta negligencia.
Al menos hasta que nuestras circunstancias devienen insoportables. Sólo entonces nos atrevemos a reflexionar y a promover algún cambio en nuestra forma de afrontar la existencia.

Sharon Blynn: "El cáncer fue el maestro que me llevó a amar la vida"
38 años. Soltera. Actriz, modelo, escritora y activista. Detonante de su fortalecimiento: un cáncer de ovarios.
"Trabajaba 15 horas al día. Y a pesar del estrés y del insomnio, creía que estaba perfectamente. Pero en realidad llevaba una vida muy desequilibrada. No me ocupaba de mi salud ni de mi bienestar. A los 28 años empecé a sentir dolores muy fuertes en el estómago. Pero los médicos no sabían qué me pasaba. Finalmente, me diagnosticaron un cáncer de ovarios bastante avanzado. Tenía un 30% de probabilidades de sobrevivir. Fueron tres años muy duros para mí, marcados por la cirugía y la quimioterapia. Gracias a la enfermedad comprendí que la paz interior es el indicador más fiable de que estoy viviendo de forma sana, equilibrada y sostenible. Y que no hay nada más importante que aprender a disfrutar del momento presente. El cáncer me llevó a redescubrir la vida. Me renovó espiritualmente, dándome fuerzas para hacer algo útil e inspirador. Desde entonces, por medio de la fundación La Calva es Bella?, me dedico en cuerpo y alma a servir a las mujeres que padecen esta enfermedad. También soy conferenciante del congreso ?Lo que de verdad importa?, organizado por Además Proyectos Solidarios".
El primer movimiento filosófico que introdujo en Occidente la idea de "aprender de la adversidad" fue el estoicismo, cuyos orígenes se remontan al año 301 antes de Cristo. Por aquel entonces, las personas aquejadas por una dolorosa enfermedad como la de Sharon Blynn solían desplazarse hasta el corazón de Atenas para escuchar a Zenón de Citio, fundador de esta escuela de filosofía. Los historiadores coinciden en que fue uno de los primeros gurús especializados en desarrollo personal. Sus enseñanzas se centraban en dotar a las personas de recursos y herramientas para enfrentarse a sus conflictos y problemas. Y lo cierto es que la gente acudía en masa para escucharle y hacerle preguntas. Zenón de Citio solía explicar que la vida es una escuela y que los seres humanos somos estudiantes que hemos venido a ella a aprender. De ahí que sus charlas y discursos fueran esencialmente didácticos, compartiendo una serie de directrices muy prácticas para que sus seguidores mejoraran su competencia en el arte de vivir.
Según el estoicismo, los seres humanos debemos agradecer los infortunios que forman parte de nuestro destino, pues sólo así podemos desarrollar la virtud y la fortaleza. Para los estoicos, la vida no está gobernada por la suerte, el azar, ni las coincidencias. No creen en la casualidad, sino en la causalidad. Es decir, que todos los sucesos que componen nuestra existencia están regidos por la "ley de la causa y el efecto", por la que terminamos por recoger lo que sembramos, eliminando toda posibilidad de caer en las garras del inútil y peligroso victimismo. Eso sí, la recompensa de asumir dicha responsabilidad y de esforzarnos por cambiar de actitud es la ataraxia o imperturbabilidad interior frente a las circunstancias desfavorables. Esta sólida paz interior, que a día de hoy tan bien conoce Sharon Blynn, se consigue por medio del entrenamiento y la práctica diarios. De ahí que estos filósofos clásicos insistan en que la fuerza de voluntad sea un requisito indispensable para vencernos a nosotros mismos y conseguir los resultados de satisfacción deseados.

Víctor Gay Zaragoza: "Conocerme a mí mismo me permitió vencer el miedo"
27 años. Soltero. Consultor de empresas y profesor de la Universidad de Barcelona. El detonante que le ayudó a fortalecerse fue una crisis existencial relacionada con el miedo.
"Vivía la vida sin plantearme en ningún momento quién era ni qué es lo que en realidad quería. Seguía el camino que otros habían decidido por mí. Y lo hacía por inercia y comodidad. Tenía miedo de no cumplir con las expectativas de los demás. A los 21 años decidí salir de mi burbuja. Me fui a vivir seis meses a Londres, donde sentí por primera vez la libertad para ser yo mismo. Sin embargo, al volver me encontré de nuevo secuestrado por mis circunstancias. Era esclavo de mis propios miedos e inseguridades. Mi profundo cambio interno comenzó a raíz de una serie de experiencias relacionadas con el voluntariado, el viajar solo y la meditación ?vipassana?. El autoconocimiento me llevó a descubrir mis valores como ser humano. Conecté con la confianza de creer en mí mismo y el coraje de seguir mi propio camino en la vida. Mi mayor victoria fue vencerme a mí mismo y superar mis temores e inseguridades. Desde que sé quién soy intento inspirar a los demás a confiar en su fortaleza interior para ser libres de sus miedos y convertirse en quienes pueden llegar a ser".
Entre los principales exponentes del estoicismo destaca el filósofo Lucio Anneo Séneca (4 a. C - 65 d. C), uno de los autores preferidos de Víctor Gay Zaragoza. La fuerza que desprenden sus reflexiones se sustenta en que están inspiradas en su propia experiencia. Séneca estuvo siempre en contacto con el dolor, sobre todo debido al asma que padecía desde su infancia.
En su obra maestra, Tratados morales, Séneca le escribe una carta a su discípulo Lucilo sobre cómo encajar los golpes que nos da la vida: "Vivir siempre en la comodidad y pasar sin una pena en el alma es ignorar la otra mitad de la naturaleza. Afirmas ser un gran hombre, pero ¿cómo lo podré saber si la fortuna no te brinda la ocasión de mostrar tu virtud? Te juzgo desdichado por no haber sido nunca desdichado. Te has pasado la vida sin adversario: ni siquiera tú mismo sabrás nunca hasta dónde alcanzan tus fuerzas. La experiencia es necesaria para el conocimiento propio".
Si bien a corto plazo puede parecer una actitud masoquista, Séneca era consciente del enorme potencial que cada ser humano puede desarrollar dentro de sí mismo, estrechamente relacionado con su capacidad de crecer emocionalmente. De ahí que este filósofo sostuviera que "la adversidad es siempre una magnífica ocasión para descubrir y fortalecer nuestras virtudes", teniendo en cuenta que "cuanto mayor sea nuestro tormento (si aprendemos de ello), mayor será nuestra gloria". En la actualidad se habla de "actitud estoica" cuando alguien se toma las adversidades de la vida con entereza y aceptación.

Gloria Solé: "He comprendido que la mejor defensa es no sentirse atacado"
46 años. Separada y con dos hijos. Responsable de unidad de una multinacional. El detonante de su fortalecimiento fue padecer ira crónica.
"Quería seguir mi propio camino en la vida, pero a la vez sentía que no podía defraudar a mi familia. Por dentro estaba dividida. Y esta confusión me convirtió en prisionera de mi reactividad y de mi agresividad. Poco a poco, la ira me fue devorando hasta que al final me hundí. Pero fue ese hundimiento el que me hizo reconectar con mi fortaleza. He estado muchos años luchando contra mí misma para demostrar que puedo con todo y más. Gracias a la adversidad he comprendido que no puedo cambiar ni controlar lo que me sucede. He tomado consciencia de que lo que sí depende de mí es aprender a modificar la interpretación que hago de los hechos en sí, tomando una actitud y una conducta más armoniosas y pacíficas. Al aceptar mi vulnerabilidad he conectado con mi paz interior. Ya no vivo a la defensiva. Por eso ya no me escondo siempre tras una coraza, dejando que aflore mi lado más tierno. Todavía me maravillo con el hondo afecto que me han regalado las personas de mi círculo más íntimo. Aprender a perdonarme a mí misma y a los demás me está liberando de ese peligroso veneno llamado rencor. Gracias a todo este proceso he descubierto que, independientemente de cómo sean nuestras circunstancias, todos tenemos el increíble poder de ser dueños y creadores de lo que experimentamos en nuestro interior".
Tanto el estoicismo en general como la obra de Séneca en particular han sido fuente de inspiración y admiración para ciudadanos de a pie como Gloria Solé. Y también para numerosos pensadores occidentales. De todos ellos, destaca el catedrático de Neurología y Psiquiatría de la Universidad de Viena, Viktor Frankl (1905 - 1997), a quien el destino le tenía reservada una experiencia infrahumana que marcaría para siempre el resto de su existencia.
En 1942, durante la invasión nazi liderada por Adolf Hitler, Frankl tuvo la posibilidad de emigrar a Estados Unidos con su mujer. Sin embargo, decidió quedarse para no dejar a sus padres, ya ancianos, a merced de las circunstancias. Y tan sólo unas semanas después, Frankl fue deportado junto al resto de su familia al campo de concentración de Theresienstadt.
Tras ser testigo de la muerte de su padre, y sin saber nada de su esposa y su madre, los soldados nazis le requisaron y rompieron el libro que contenía su larga y exhaustiva investigación profesional. Una vez destruida su obra, Frankl decidió ponerla en práctica, encarando aquella abrumadora experiencia con fortaleza y aceptación.
Finalmente, fue liberado el 27 de abril de 1945 por el ejército norteamericano. Había conseguido sobrevivir al Holocausto, pero en aquellos campos de exterminio fueron asesinados sus padres, su mujer y su hermano, entre otros millones de seres humanos. Al regresar a Viena, Frankl escribió su famoso libro El hombre en busca de sentido, en el que describe la vida de los prisioneros en un campo de concentración desde la perspectiva de una psiquiatra.
En esta obra autobiográfica, Frankl afirma que "incluso en las condiciones más extremas de deshumanización y sufrimiento, los seres humanos preservamos la capacidad de elegir la actitud con la que afrontamos nuestras circunstancias. Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: la última de las libertades humanas, ?la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino? para decidir su propio camino. Y es precisamente esta libertad interior y espiritual la que nadie nos puede arrebatar, la que confiere a la existencia una intención y un sentido".
Gracias a Frankl hoy sabemos que "entre el estímulo externo y nuestra consiguiente reacción hay un espacio en el que podemos elegir dar la respuesta que más nos favorezca". De hecho, y como explica Gloria Solé, ese espacio es totalmente nuestro y es el fundamento de la responsabilidad existencial que podemos asumir de forma consciente. Se trata de nuestra libertad última para decidir en cada momento quiénes queremos ser y de qué manera deseamos tomarnos lo que nos sucede.
El concepto contemporáneo que ha tomado el relevo a las investigaciones de Frankl se denomina ?resiliencia?. Y se define como "la capacidad de aprovechar circunstancias adversas para madurar emocionalmente". Es decir, que la resiliencia alude a la posibilidad de aprovechar según qué experiencias para conectar con nuestro espíritu de superación.
Entre las historias más inspiradoras que muestran la grandeza oculta en el interior de cada ser humano destaca la protagonizada por el jugador de rugby uruguayo Fernando Parrado. El 13 de octubre de 1972, con tan sólo 22 años, sobrevivió al accidente del vuelo 571 de la Fuerza Área Uruguaya que se estrelló en la cordillera de los Andes. De los 45 pasajeros, 12 murieron en la colisión y otros seis fallecieron a lo largo de la primera semana. Entre las víctimas se encontraban la madre y la hermana de Parrado. Los 27 supervivientes tuvieron que hacer frente a temperaturas de 35 grados bajo cero, guareciéndose en los restos del avión, que quedó partido por la mitad. Debido a la falta de comida no les quedó más remedio que alimentarse de la carne de sus compañeros fallecidos. Y ni siquiera esta terrible decisión les garantizaba su supervivencia: a través de un transmisor escucharon que habían abandonado la búsqueda. Y tan sólo 16 días después del accidente, otras ocho personas murieron como consecuencia de un alud, que enterró literalmente el avión debajo de la nieve.
A los 62 días todavía quedaban 16 personas con vida. La mayoría estaban desnutridos, decaídos y sin esperanza. En medio de aquel clima de agonía y desesperación, Parrado decidió que no iba a morir sentado. Estaba dispuesto a salir de aquel lugar por su propio pie. Junto con Roberto Canessa anduvo durante 10 días más de 70 kilómetros, atravesando picos helados de 6.000 metros de altura. Exhaustos y sin nada que comer, finalmente encontraron a un campesino chileno, que tuvo que cabalgar ocho horas para avisar a las autoridades más cercanas. Al día siguiente fueron en helicóptero a rescatar al resto de sus compañeros.
A día de hoy, Parrado es uno de los conferenciantes más demandados a nivel internacional. Y su libro Milagro en los Andes se ha convertido en un best seller. "Cuando escuché en la radio que no nos iban a rescatar decidí que yo no iba a quedarme allí, que si había que morir, moriría en el camino", explica Parrado. "Aquella experiencia me hizo tocar fondo. Perdí a mi madre, a mi hermana y a mis amigos. Pero también me enseñó una lección que nunca olvidaré: cualquier ser humano es capaz de soportar y superar su destino, sea el que sea. Nunca más en mi vida he vuelto a tener problemas. Desde entonces acepto la vida tal como me viene".

Jordi Muñoz: "Todo lo que necesito para ser feliz está dentro de mí"
31 años. Vive en pareja. ?Coach? (entrenador) personal. Detonante de su fortalecimiento: la angustia existencial, que le llevó en un momento determinado al borde del suicidio.
"Vivía por y para los demás. Me dedicaba a cuidar y agradar a quienes me rodeaban, pensando que así me darían el afecto que yo no me estaba dando a mí mismo. Sin embargo, cada vez me sentía más angustiado y triste. A los 21 años sentí que mi vida era un laberinto sin salida. Estuve a punto de suicidarme. Pero no lo hice por respeto a mi familia. Me encerré en el baño de mi casa y estuve llorando tres horas sin parar. Allí toqué fondo. Y fue entonces cuando me dije a mí mismo que iba a salir de aquella situación. Hice terapia durante un año. Creo que fue lo primero que hacía por mí mismo. Me di cuenta de que el amigo que había estado buscando afuera se encontraba dentro: era yo mismo. Y esta revelación me llevó a aprender a aceptarme y quererme tal como soy. A día de hoy siento que me tengo a mí mismo y me siento lleno de alegría y amor. Y es precisamente esta dicha la que me mueve a acompañar a otras personas en el proceso de cambio y crecimiento interior. Estamos aquí para aprender".
Más allá de fortalecernos, experiencias como la de Jordi Muñoz pueden llegar a transformarnos por completo. Pero, ¿qué es exactamente lo que cambia cuando una persona cambia? Su paradigma. Se trata de un concepto introducido por el epistemólogo estadounidense Thomas Kuhn (1922-1996) en su influyente ensayo La estructura de las revoluciones científicas, en el que define la palabra ?paradigma? como "modelo, teoría, percepción, supuesto o marco de referencia". Es decir, como la manera en la que se ve, se comprende y se actúa en el mundo. El cambio de paradigma suele vivirse como una profunda revelación, como si se produjera un clic en nuestra cabeza. Algunos psicólogos contemporáneos lo denominan "el despertar de la consciencia", pues nos permite vivir desde una nueva comprensión, recuperando el contacto con nuestra esencia humana, con las cosas que de verdad importan.
Entre otros filósofos que han ahondado en el estudio y la comprensión de qué es lo que despierta y engrandece el espíritu humano, destaca el colombiano Gerardo Schmedling (1946-2004), que a la edad de 22 años vivenció la muerte clínica, una experiencia que también fue determinante en el descubrimiento de su vocación profesional. Su gran aportación consistió en analizar los aspectos más intangibles de nuestra condición humana desde una perspectiva escéptica y científica.
A juicio de Schmedling, "debido a nuestra resistencia al cambio, sólo nos atrevemos a cuestionar nuestra manera de entender la vida cuando llegamos a una saturación de malestar". Tanto es así, que "el sufrimiento es el estilo más común de aprendizaje entre los seres humanos". Es la antesala de la denominada "crisis existencial", un proceso psicológico que "remueve los cimientos sobre los que se asientan nuestras creencias y nuestros valores, posibilitando la evolución de nuestro nivel de consciencia".
Así, "la función biológica del sufrimiento es hacernos sentir que nuestro sistema de creencias es ineficiente y, por tanto, está obstaculizando nuestra capacidad de vivir en plenitud". Según las conclusiones científicas de Schmedling, "la adversidad y el sufrimiento nos conectan con la necesidad de cambio y evolución". Es decir, "con la honestidad, la humildad y el coraje de ir más allá de las limitaciones con las que hemos sido condicionados por la sociedad para seguir nuestro propio camino en la vida".

Nora Isern: "El sufrimiento me llevó a conectarme con mi verdadera esencia"
35 años. Soltera. Psicóloga. Detonante de su fortalecimiento: sufrió un colapso en el cuello debido a la hipervelocidad, el cansancio y el estrés.
"A los 27 años hice realidad mi sueño: convertirme en directiva de recursos humanos de una gran empresa. Pero al conseguir aquella meta me sentí profundamente vacía. Me había convertido en una autómata que trabajaba sin cesar para obtener el reconocimiento de la sociedad. Un día, quemadísima por el estrés, se me desplomó literalmente la cabeza sobre los hombros. La medicina tradicional no supo darme respuestas ni soluciones. Me derrumbé psicológicamente. Fue entonces cuando encontré en las terapias alternativas y en el crecimiento personal mi sanación. Descubrí que llevaba años desconectada de mi corazón, de lo que verdaderamente sentía que quería hacer con mi vida. Y esto era algo que el dinero no podía arreglar. He aprendido a respetarme, siendo fiel y auténtica conmigo misma, más allá de los estereotipos y convenciones sociales. No hay nada más liberador que quitarse la máscara y ser uno mismo, viviendo conectado con tu verdadera esencia".
Entre otras grandes historias de cambio de creencias y valores, destaca la del soldado norteamericano Ron Kovic, nacido el 4 de julio de 1946, día en que Estados Unidos celebra la Declaración de la Independencia sobre Gran Bretaña. Kovic era un gran patriota: amaba tanto a su país, que no dudó en alistarse voluntariamente en el ejército para combatir en la guerra de Vietnam. Por aquel entonces no veía a los soldados del Vietcong como "seres humanos", sino como "enemigos comunistas".
Ya en el campo de batalla, Kovic reconoce haber sido testigo y protagonista del horror y la destrucción inherente a cualquier guerra. En sus memorias confiesa que, durante un combate, su pelotón asesinó por error a varias familias de campesinos vietnamitas, incluidos mujeres, ancianos y niños. Al parecer, sus casas de adobe estaban en la línea de fuego, y quedaron convertidas así en "daños colaterales". Ese mismo día, Kovic disparó también por error a un compañero suyo, a quien confundió con un soldado enemigo. Y aquella muerte fue el principio de un largo proceso de cambio y despertar. El punto de inflexión en la historia de su vida se produjo el 20 de enero de 1968. Con tan sólo 21 años, Kovic recibió un par de disparos y sufrió una grave lesión en la médula espinal que le dejó paralizado de cintura para abajo. Después de estar a punto de morir en un improvisado hospital y de pasar varios meses postrado sobre una cama, Kovic regresó en silla de ruedas a Estados Unidos, donde fue recibido por su comunidad como un héroe de guerra.
Sin embargo, en sus muchas y largas horas de silencio y soledad empezó a cuestionarse a sí mismo, reflexionó sobre las atrocidades que había cometido y, sobre todo, acerca de lo que le había empujado a hacerlas. Finalmente se deshizo de sus "creencias patriotas y religiosas" que tanto le habían condicionado para ir a la guerra y llegó a convertirse en uno de los pacifistas norteamericanos más reconocidos de este país.
Autor del libro autobiográfico Nacido el 4 de julio -llevado luego a la gran pantalla por el cineasta Oliver Stone-, Kovic cumplirá en unas semanas 41 años sentado sobre una silla de ruedas. "La cicatriz siempre estará ahí, es un recuerdo de lo que hice en aquella guerra", afirma este pacifista. "Pero también se ha convertido en algo hermoso, pues me inspira fe, esperanza y amor. La vida me ha dado la oportunidad de pasar a través de la noche oscura del alma a una nueva tierra, de obtener una visión y una compresión totalmente diferentes. A pesar del dolor y de la gran dificultad que me genera, la discapacidad física ha sido una bendición. He necesitado sufrir para empezar a comprometerme con la paz y con la no violencia".
En contraposición a estas historias inspiradoras, como la de Nora Isern, en las que sus protagonistas evolucionaron gracias a la experiencia de la adversidad, se sabe de muchos otros casos en los que no ocurre lo mismo. ¿Por qué hay personas que no aprenden del sufrimiento? ¿Qué es lo que les impide cambiar? En opinión del doctor en Psicología Manuel Almendro, "el mayor obstáculo es quedarse anclado en el papel de víctima". Este experto constata que "la mayoría de seres humanos viven enajenados de sí mismos, de su mundo interior". Por eso es tan común "el miedo a mirar hacia dentro", así como "la búsqueda de evasión con la que llenar el vacío existencial". Sin embargo, "se trata de una actitud insostenible, pues nadie puede huir eternamente de sí mismo". Si bien "la insatisfacción y el malestar son dos fenómenos generalizados, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) no ha realizado ningún estudio ni encuesta para tratar de cuantificar la calidad de vida interior de los españoles", constata este psicólogo clínico. "Tal vez sea un golpe demasiado duro reconocer estadísticamente que en general no sabemos cómo ser felices".
A pesar de no llevar una existencia plena, "para muchas personas todavía es superior el miedo al cambio que la necesidad de conectar con la confianza y el coraje que les permitirían salirse de su zona de comodidad", afirma. En este contexto psicológico, "la crisis existencial está convirtiéndose en un fenómeno emergente en el interior de cada vez más seres humanos". Almendro señala que "esta crisis no tiene nada que ver con la edad, la cultura ni la posición social". De hecho, "está latente en cualquier persona que no se sienta verdaderamente satisfecha con su existencia", concluye.
Nadie dijo que vivir fuera fácil. Seguramente nos queden muchas crisis por delante. Eso sí, cuando llegue la próxima podemos optar por vivirla como una oportunidad para comprometernos con nosotros mismos, convirtiéndonos en verdaderos responsables de nuestro proceso de evolución. Los verdaderos héroes no son los que salen en las películas, sino las personas que se han superado a sí mismas, fortaleciéndose a través de las experiencias adversas para encontrar la manera de crear una vida plena, constructiva y con sentido. (El País. Excelente iniciativa).