Segundas oportunidades para ser cometas


Hace días que quiero escribir, pero no encontré ni un segundo. Salir de la burbuja de lo cotidiano y la rutina cuesta, más que por no intentarlo porque te apresa el tiempo. Me llamó la atención un artículo que leí sobre la ansiedad que decía algo así como que es un estado de inquietud curioso, empezamos a sufrir por algo que ni siquiera sabemos con certeza que se va a manifestar en el futuro, y de ahí la impactante frase de Descartes: “Mi vida estuvo llena de desgracias, muchas de las cuales jamás sucedieron”. Sabéis, le di dos vueltas y pensaba que a veces sería muy bueno sustituir nuestras reacciones automáticas por respuestas elegidas. Me explico tener la frialdad en décimas de segundos de poder cambiar de escenografía, como si de una obra de teatro se tratase o como si estuviéramos rodando una película. Intercalar trozos de películas entusiastas y momentos encantadores para rebobinar rápidamente y sustituirlos por esos otros que no nos oprimen, más que no nos dejan ser felices. En el fondo tenemos que ser un poco informático/as, arquitecto/as o escultore/as y poder reprogramar, reformatear o esculpir nuestra propia vida y nuestros propios sentimientos. Silencio, comienza la vida. Una segunda oportunidad.

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