Hoy que regresas, te tengo


Estaba pensando en participar en mi primer concurso de relatos cortos online de la EMT, y así podría ser:

"Te miré desde lejos y me hiciste un guiño. Pasaste delante de mí empujando tu mochila cargada de mil sueños rotos. Me invitaste a subir. Acepté, sonreí y conquisté de una mirada tu ventana. Llovía. El cristal estaba húmedo y se deslizaban con sus tacones las gotas disfrazadas de atardecer. Por un momento, pensé que tiraba de ti. Pero no, tú me empujaste a tu interior.
A veces me había planteado saltar, reír, olvidar, fingir, inventar noches, gritar ecos en la mañana. Otros días quise intercambiar miradas canallas, abrazos infantiles, sonrisas cómplices o saltos adolescentes. Pero no me atreví. Pensé que las prisas nunca te obligarían a despojarme de todo lo que añoré, pensaba que el ya no te obligaría a aparcarme. Sin embargo, este día me sorprendiste. Me esperaste. Me bastó con divorciarme de mi rutina, romper todos mis poemas llamados tristeza y confesártelo todo a través del vaho de mi soledad. En silencio. Ya no valían las discusiones. En directo.

¿Sabes? Las personas con las que más a gusto nos encontramos son las que nos comprenden. Nunca me atreví a contártelo.

[Perdón se me quiebra la voz]. ¿Sabes? Te elegí para acompañarme a un concierto. Allí donde los violines se abrazan y los clarinetes vuelan. Lo importante no es lo que fue si no lo que significó. A veces pasamos por alto las pequeñas cosas. Esas que dan sentido a nuestra vida. Hay palabras que no tienen precio. Hay besos que nunca se pueden olvidar. Hay abrazos que de repente te devuelven a la vida.

Continuo. ¿Vale?

Allí olí de otra forma. Mis carcajadas se estrellaron por las callejuelas de mi infancia. En mi castillo de los sueños. Mis gaviotas, mis caracolas, mis barcos, mis chavalerías, mis paseos en solitario por aquel Mediterráneo que tanta veces despedí para siempre volver. Gracias a ti, lo conseguí. Y tú sin enterarte. Tienes una vida entre sillones, preparada en una maleta repleta de trajes de ilusiones deshilvanadas, sin fechas, sin horas… Siempre hay alguien quien piensa en ti. Sin embargo, construiste tu mundo a tu medida. De idas y venidas, ligero de equipaje. Y te quedas desnudo.

¿Sabes? Las cosas son importantes porque existen, porque alguien piensa en ellas. Para cuando tú te gires, tejeré de nuevo unas alas para llegar a ti. Hoy que regresas, vuelves a mi".


(Este relato es un homenaje a todos los/as que conducen un autobús)

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