A mi Luna

Madrugada. Susurros de Luna me despiertan. Lucho, vivo, busco, aprendo, doy, lloro, rio, miro… amo… siento… juego… sueño. Y así pasan las horas intensas y fugaces, sin pausa… No permito permanecer mucho tiempo a la tristeza, que viene a visitarme cada tanto… A veces la escucho y se va..; en otras ocasiones, directamente paso de ella, no le hago caso… Le permito unas lágrimas y ya está. Todo pasa… Mi pequeña Luna me hace olvidar.., compartir sonrisas en silencio, intercambiar miradas de complicidad, gestos de pacto… Como la paroxetina a la depresión, su balbuceo y su llanto incomprendido, sus alegres movimientos de brazos y piernas, su abrir y cerrar de ojos son píldoras para mi espíritu. Durante mis momentos de sola soledad pensé en esas palabras MADRE-HIJA. Ser madre es… tener el corazón embobado de una hijita que hace sentirte tan importante… Arroyos de calidez, dulzura y amor, ríos de sentimientos que entregan tu alma en cada beso, en cada abrazo, en cada lágrima… Ser madre es multiplicarse en muchos corazones porque cada momento es diferente… Amar los pequeños y grandes logros… Es saber corregir a tiempo… Es descifrar ese llanto que se cuela hasta mi alma con desespero… Entregar sin esperar nada a cambio… Regalar pensando tan sólo en ella… Es desprenderse de nuestros propios intereses y centrarnos en lo que le puede hacer feliz… Somos instrumentos de amor, notas musicales que bailan al compás marcado por el impulso de la vida…

1 comentarios:

Unknown dijo...

La Luna siempre ha sido el lugar al que miran los soñadores pensando en el día en que sus sueños se cumplirán, pero a veces es la Luna el mismo sueño: "Porque sueño, yo no lo estoy"

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