Esta mañana me levanté con ganas de escuchar a Los Secretos, me encantan, y hay una canción que me disloca: "Pero a tu lado". Anoche me fui a dormir con lágrimas, por ver la tragedia de Haiti... ¿qué fuerza tiene la naturaleza ante nuestros sueños, odios, desaveniencias, angustías, cambios, presiones, envidias...? Todo, en segundos, se derrumba y te quedas con tu traje interior... al final es lo que importa, lo que hayas hecho, como lo has hecho y por que lo has hecho. Leo un artículo de las desigualdades salariales, de lo jefes tóxicos, de las organizaciones que piensan en los números y se olvidan de lo que somos y qué podemos aportar. Es tan importante que todos nos encontremos en el lugar adecuado. Cada vez soy más consciente que los empleados nos quejamos del mal ambiente laboral, de horarios rígidos que no nos dejan conciliar la vida personal, familiar y laboral. Siempre me viene a la cabeza conversaciones que tuve con una anterior jefa que abogaba por más de 50 horas semanales... Y siempre pensé que esto no tiene nada que ver con el apretón de cinturón provocado por la crisis. Cada uno de nosotros llevamos un puzzle interior que tenemos que ser capaces de montar adecuadamente, con sus formas, sus defectos, sus aristas... para acabar sintonizando con aquella vida que queremos. ¿Os gusta la foto de entrada? Me sorprendió. No sabía que los elefantes sabían nadar. Toneladas flotando sobre el agua. ¡qué pasada! Y es que tod@s tenemos dentro de nuestro ser: un explorador, un maestro, un amigo, un amante, una madre/un padre, un niño/a. Y es que no hay más poderoso e inspirador que sentir pasión por lo que haces.
Según los dos filósofos más destacados del management actual, Steven Covey y Fredy Kofman, estamos frente al despertar de la "economía consciente", en la que el verdadero éxito implicará tres cosas: "Hacer lo que amamos" (estrechamente relacionado con lo que somos en esencia, de ahí que nos apasione y nos haga vibrar), "amar lo que hacemos" (vivir nuestra función con coraje, compromiso y entusiasmo, lo que depende, sobre todo, de nuestra actitud) y concebir dicha profesión con "vocación de servicio", siendo muy conscientes de que la auténtica felicidad brota de nuestro interior al hacer felices a los demás. Tendremos la recompensa como los elefantes después de sus jornadas duras transportando madera... Un chapuzón reconfortante.

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