Destrozar las máscaras de nuestras creencias

Porque sueño yo no lo estoy. Porque sueño, sueño. Porque me abandono por las noches a mis sueños antes de que me deje el día. Porque no amo. Porque me asusta amar. Ya no sueño. Ya no sueño..."... A ti la dama, la audaz melancolía, que con grito solitario hiendes mis carnes ofreciéndolas al tedio. Tú que atormentas mis noches cuando no sé que camino de mi vida tomar... te he pagado cien veces mi deuda. De las brasas del ensueño sólo me quedan las cenizas de la mentira, que tú misma, me habías obligado a oír. Y la blanca plenitud, no era como el viejo interludio y sí, una morena de finos tobillos que me clavó la pena de un pecho punzante en el que creí, y que no me dejó más que el remordimiento de haber visto nacer la luz sobre mi soledad".

Estos párrafos son de una película que se llama Léolo, pura poesía. Una recomendación de mi marido. Y vine hoy porque me apetece reflexionar sobre cómo destrozar las máscaras de nuestras creencias. Siempre nos contamos historias internas. El traqueteo del tren nunca cesa, te traslada del pasado al presente, del futuro al presente. Hay días en nuestras vidas que necesitamos responder varias preguntas, ¿de dónde venimos? ¿hacia dónde vamos?, o simplemente ¿quiénes somos?
Cada día estoy más convencida que sólo cuestionando las creencias con las que hemos ido creando nuestra identidad, llegamos a ser un poco más libres. A veces seguir las luces que nos dibuja una voz en off interna es una oportunidad para ser valientes y tener confianza. A veces nuestros miedos se convierten en una balsa de aceite, navega como un Prestige. “¡Ojalá vivas todos los días de tu vida!” (Jonathan Swift)
El sábado estaba en la playa en familia y una conversación me volvió a hacer saltar los fusibles de mi mente. Volví a tomar conciencia de que no puedo seguir construyendo presente de la manera en la que lo había venido haciendo. En más de una ocasión, alguien nos habrá contado algo similar. Es volver a sentirse aprendiz. Dentro de cada uno/a de nosotros/as está la felicidad, esa dama que buscan desesperada todos los humanos hasta llegar a la muerte.
“Si no lo encuentras dentro de ti, ¿dónde lo encontrarás?” (Alan Watts)
A veces es difícil comprenderlo por medio de la lógica ni razón, es algo similar a una gaviota interna que dicta una nueva regla de oro. Una invitación a la épica y así sólo conseguiremos que la historia no se repita. Ahora toca dar el paso.

0 comentarios:

Publicar un comentario