Conquistar el corazón del equipo



Día 24 de noviembre. Apunté esta fecha en mi calendario personal hace tres años y os aseguro que siempre la recordaré. Una cita en la que se fusionó desencuentro con sueño. DyS, suena a marca sinónimo de talento, trabajo en equipo, liderazgo, comunicación y brillantez para aprovechar la crisis como una alternativa de mejora. Y venía a contar esto porque comí con una de las jefas más ilusionantes (aunque con algunos puntos a mejorar, como cualquier humano) que conozco, una gran amiga, esa que pones en mayúscula. Durante el almuerzo frente a un mar que nos conmueve a las dos, me contó un capítulo de Al filo de lo imposible, ella también ama y entiende la montaña. La subida de dos equipos a la cumbre, dos equipos que no se conocían pero que tenían la misión de conquistar aquello por el que sueñan: tocar cumbre. ¿Qué difícil no? Cómo confíar en un líder que no conoces, con el que no has hablado jamás, con el que nunca compartirtes ni una sonrisa ni un marrón... Dediqué 15 minutos a buscar por esta red quienes conquistaron el Everest y me encontré a un hombre: Tenzing Norgay que fue un guía sherpa que acompañó a Edmund Hillary en el primer intento exitoso en alcanzar la cima del Everest, después de varios intentos con diferentes equipos. Tenzing Norgay y Edmund Hillary se hicieron famosos cuando consiguieron alcanzar la cima de ese gigante que roza el cielo a las 11:30 de la mañana del 29 de mayo de 1953.

Aprendí algo de Tenzing. Él comentó que "no se sube una montaña como el Everest tratando de trabajar solo o en competencia con sus compañeros. El trabajo en equipo se hace lento, cuidadosamente y sin egoísmos. Por supuesto que me gustaría llegar a la cumbre por mí mismo; es lo que he soñado toda mi vida. Pero si lo logra otra persona, lo asumiré como un hombre y no me pondré a llorar como un niño. Para eso está la montaña ahí".

A medida que el desafío crece, la necesidad de un trabajo en equipo aumenta. Y esto lo tenemos que tener todos claro. Pero es más, el que lidera y el que soñó para que algo grande sucediera, tiene que agarrarse al potencial y al interes de otras PERSONAS. Pongo esta palabra en mayúscula porque a veces nos olvidamos de que existen, y son las que hacen engrasar las metas.

Tenzing escribió: "El equipo de escaladores, siguiendo la vía abierta para ellos finalmente logró que dos pares de ellos intentaran alcanzar la cima. El primero estaba formado por Tom Bourdillon y Charles Evans. Cuando lo intentaron y fracasaron, le tocó el turno al otro equipo. Este estaba formado por Tenzing y Edmund Hillary. Acerca del primero de los dos equipos, dijo:
estaban extenuados, enfermos, exhaustos, y por supuesto, terriblemente decepcionados por no haber logrado llegar a la cima. Pero aun así … hicieron todo lo que pudieron para aconsejarnos y ayudarnos. Y, yo pienso, así es como debe ser en la montaña. Así es como la montaña hace grandes a los hombres. Porque ¿dónde estaríamos Hillary y yo sin los demás? ¿Sin los escaladores que abrieron la ruta y los sherpas que transportaron la carga? ¿Sin Bourdillon y Evans, Hunt y Da Namgyal, que fueron delante de nosotros allanando el camino? ¿Sin Lowe y Gregory, Ang Hyima, Ang Tempra y Penba, que lo único que hicieron fue ayudarnos? Fue sólo gracias al trabajo y sacrificio de todos ellos que ahora teníamos la oportunidad de llegar arriba. Ellos aprovecharon al máximo la oportunidad que se les brindaba. Y el 29 de mayo de 1953, Tenzing Norgay y Edmund Hillary lograron lo que hasta entonces ningún otro ser humano había alcanzado: ¡Pararse en la cima del Monte Everest, el pico más alto del mundo!
¿Podrían haberlo hecho solos Tenzing e Hillary? La respuesta es no. ¿Podrían haberlo logrado sin la ayuda de un gran equipo? De nuevo, la respuesta es no. Siempre dependemos de alguien.

Un buen líder tiene que saber detectar el potencial y el interés de cada persona, como si se tratase de un ajedrez marcar la mejor jugada con sus mejores peones; dejar la comunicación fluir, transmitir con seguridad y confianza, entusiasmar, anteponerse, visionar en positivo, dar pautas y marcar hoja de ruta sin imposiciones, aconsejar, aportar su experiencia (la madre de todas las ciencias) y dejar hacer y sobre todo, saben felicitar y compartir éxitos y fracasos.

Uno de los errores que he visto repetidamente cometer en mis antiguas empresas es que dedican demasiada atención a los resultados y muy poca a los que reman, a los que se implican.
A veces, también he vivido en mis propias carnes, como por falta de habilidad, o por no comprender, o por no hablar o por una actitud no adecuada, un miembro del equipo puede transformar a un equipo ganador en uno perdedor. Si el equipo no está dando la talla, es casi seguro que tenemos que hacer algunos cambios.
Hacer que un equipo se desarrolle no es fácil. Creo que demanda y consume mucho tiempo, pero es más algunos jefes aplican el divide y vencerás. ¡Error!. En este camino, nos encontramos con desafíos, con obstáculos, y eso es lo que endurece y cohesiona el equipo. Y es cruel decirlo, pero lo que no están integrados, lamentablemente hay que retirarlos del proyecto. El alma del proyecto son/somos todos.
Tenzing ya lo dejó claro: "En una gran montaña, nadie abandona a sus compañeros y se lanza a la conquista de la cima solo".
Pero es más, durante la conversación con mi GRAN AMIGA, ésta me comentó que algunos pagaron el precio más alto, dejaron su vida en la montaña; y ¿saben lo que dejé helada aunque si se piensa es muy obvio, los que sobrevivieron a la hazaña? Eran los que al pie de su sueño, tenían a gente esperándole, su mujer, sus hijos. Aquí el amor también entra en juego para mover montañas.

Después de esto, me pregunto: ¿qué clase de ajuste necesito hacer para crear mi equipo ideal? ¿Necesito más tiempo para ayudar a mi gente? ¿Estoy creciendo? Si no es así, aún puedo empezar. Tendré que leer a John C. Maxwell, experto en liderazgo de los EEUU, y sus 17 leyes incuestionables del trabajo en equipo. Otro día os lo contaré.




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