¿Saben dónde estaba un día como el de hoy hace ahora 20 años? Abriendo mis ojos a mi gran sueño, saltar de Carboneras hasta Madrid a estudiar Ciencias de la Información. Se cayó el muro de Berlín. Ahora cuando navegaba por esta red, sentí nostalgia, quizás tristeza. Me acordé del cálido piso de Usera, de mis compis de piso Ruth, Mar, Espe, de mis paseos por la Latina, de mi entrada en el bunker de cemento de la facultad, de aquellas aulas gigantes que más de cien alumnos... Recuerdo al profesor Fajardo relatar la aplastante victoria capitalista sobre el antiguo regimen. La victoria de la libertad. La historia pasó por delante de nuestra nariz. A buen seguro que ni nos enteramos que suponía ese salto a la libertad. Ya no hay barreras. Ya quedan pocos muros. Veinte años después, muchas consecuencias revolucionarias de esa noche ya son parte de la historia. La Unión Soviética y su imperio desaparecieron silenciosamente, y con ellos el orden mundial de la Guerra Fría. Alemania se reunificó; Europa del Este y los Estados de la periferia soviética lograron su independencia; el régimen del apartheid de Suráfrica se colapsó; llegaron a su fin numerosas guerras civiles en Asia, África y América Latina; los israelíes y palestinos estuvieron más cerca de la paz que nunca; y una Yugoslavia en desintegración degeneró en guerras y limpiezas étnicas. En Afganistán, la guerra prosiguió bajo otras circunstancias, con serias ramificaciones para la región y el resto del mundo.
Como heredero victorioso del orden colapsado de la Guerra Fría, Estados Unidos se erigió en la potencia global indiscutida. Sin embargo, no hicieron falta más de dos décadas, tras la guerra en Irak y la crisis económica y financiera, para que dilapidara ese estatus especial.
Enmudecí con los periódicos. Pude ver en directo cómo el caballo de la historia enloquecía. Miles de ciudadanos, con picos, palas, martillos o con las manos de su rabia contenida, de su desesperación ante un horizonte cerrado y represivo, derribaban el muro.
Ahora nos queda la globalización, las crisis económicas galopantes, la sinrazón en el tercer mundo... ¡cómo hemos cambiado!






0 comentarios:

Publicar un comentario