La música, la mejor expresión de la existencia humana

Leía hoy a una de las periodistas que más admiro, a Maruja Torres, en su artículo de El País Semanal sobre la música titulado Armonía, silencio y música. Y descubrí la school for the Ear en la que el compositor Barenboim difunde su hondo conocimiento de la música. Lo hace sin pomposidad, pasando de Beethoven a Schoenberg e incursionando en la Patética de Chaikovski, charlando con el auditorio. Un Barenboim pletórico de conocimientos y del deseo de transmitirlos, lleno de humor. Me entretuve en buscarlo en youtube y disfruté. Lo mismo hace silbar a uno de sus músicos que empuja a esforzarse a un joven aspirante a director. El diálogo fluye y la música vive. Se va convirtiendo en ese aire sonoro que para Barenboim es la música. Yo no sé vivir sin música. E incluso creo en el poder de transportarnos con una sola nota por un mar de sentimientos. Como un tren te transporta del pasado al futuro, y te instala en un presente, relajante y emocionante. La música puede ser la mejor escuela para la vida, y al mismo tiempo, el instrumento más eficaz para escapar de ella, a la mejor expresión de la existencia humana.

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