Mi ley es la calle. Mami quiero un futuro lleno de galletas y juguetes



Hartos, quemados, desesperados, encendidos, cansados: indignados. Si el domingo encendieron la antorcha por un futuro mejor, durante los últimos días ha sido la hoguera de los sueños y una realidad que ya nadie niega: el movimiento spanishrevolution. Estos días pasé por Plaza España y cada día me quedé unos minutos más. Es difícil despegarse y marchase a casa dejando tanta rabia e indignación acumulada. Es vivir un sueño hecho realidad. Y más en Palma, donde nadie parecía que se mueve. Digo parecía porque ya han dejado un nuevo surco en el camino de la historia hasta donde los jóvenes pueden llegar. Sí, porque el martes apareció la magia de lo espontáneo. El milagro de la comunicación. La potencia de difusión del mensaje a través de las redes sociales. La fuerza de una nueva generación. El ahogado sentimiento de la indignación reventaba todas las costuras. Y todos a Plaza España. Allí es un punto de encuentro de amigos y no amigos que un día se encontraron en un camino que ya tiene sus primeras señas de identidad. Están superbien organizados. Es gente que está preparada. Qué está formada. Las asambleas son una verdadera escuela de ética y civismo. No me lo puedo creer pero es una realidad. La Ley es la calle. La Ley somos todos. Las vibraciones no pueden ser mejores. Las anécdotas son inmejorables, llenas de abrazos, dulzura y apoyo humano. Un señor se acercó a Plaza España a llevar 50 kilos de naranjas porque le han despertado del letargo. Otro dejó allí su placa: Soy... y he decidido donar una caja de material escolar a esta gente con tanto corazón. En la tienda de electricidad no les cobraron los 100 euros de cables y enchufes para instalar mejor la megafonía. Y así... hasta 3.000 historias diferentes de 3.000 personas que cada noche están participando de forma activa en la Asamblea. No he querido que Luna se pierda la historia. Cuando se levanta todos los días me dice: "¿Vamos a ir a Plaza España a ver los tambores?". Anoche quería intervenir con micrófono en mano. Una de las activistas más jóvenes a la pregunta que quieres para el futuro, contesta: Un mundo lleno de galletas y juguetes. Sí para comer y para ser feliz y soñar. Las piezas empiezan a cuadrar, milagrosamente, como un Tetris. Si hacia falta una pancarta, aqluién aparecía con ella. Si necesitas colores, allí hay para que pintes. Si necesitas información, allí alguién se encarga de recopilar. Te sientes escuchada y respetada. Y así es este movimiento que pasará la historia como uno de los grandes éxitos de movilización ciudadana ajena a partidos políticos y sindicatos. ¿Por qué estamos aquí? Estamos porque queremos una sociedad nueva que dé prioridad a la vida por encima de los intereses económicos y políticos. Abogamos por un cambio en la sociedad y en la conciencia social. Demostrar que no estamos dormidos, ni narcotizados, y que seguiremos luchando por lo que merecemos por la vía pacífica.

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