Comunicar es compartir, en femenino y masculino, por favor

Sí, sé como llegué. Me rebotaron un e-mail y mi gran amiguita y yo decidimos saber que era eso de "La autoridad natural de la mujer". Desembarqué en una sesión de formación de mujeres para mujeres. Al principio me dio buen feeling. Parecían hasta creativas. Yo en el mejor de lo casos, les llamo artistas. Pero según avanzaba, me desinflé. Nunca pensé que las mujeres tuviésemos un concepto tan trasnochado de nosotras mismas, de nuestro rol en la sociedad. Cuando hablaba la consultora Ana María Vidal me quedé acojonada y pensativa, en dos palabras. Sabía que la sociedad está inmersa en planes de igualdad, que el 25% de las empresas que cotizan en el Ibex 35 no cuenta con ninguna mujer en sus consejos de administración. Muy lejos todavía del objetivo de la paridad proyectado por la actual normativa española para el 2015. Que cobran menos que los hombres, ques y ques que todos los días leemos en la prensa y escuchamos en la calle, o que en los corrillos no sobresaltan con la expresión ¡cómo puede ser a las alturas de este siglo! Me sonó bastante “gueto feminista”, SÓLO para MUJERES.
En mi nueva etapa de silencio, entendí que tenía que callar, pero ayer lo dudé, no pude contener mis raíces guerreras. Intervine. Mi papel como mujer: es ser PERSONA. Hasta me atreví a tachar la palabra autoridad de fea, de masculina, de pisoteadora.
Según la Real Academia, autoridad=Potestad, facultad, legitimidad. Prestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia.
Lo mismo que le pido a un hombre. Si éste no me respeta, pues al carajo. Me tendrá de frente. Pero lo mismo a que a muchas mujeres que se esconden detras de la nueva palabreja MUJER para desacreditarnos y humillarnos como personas.
Nuestro genoma, ya lo sabemos, tenemos hasta un sexto sentido. ESPECIAL.
Esta sociedad necesita HyM ó MyH comprometidos, con talento, con futuro, con retos, con proyección de desarrollo, con habilidades, con oportunidades, con formación, con igualdad, con trabajo, con iniciativa, con esfuerzo. En definitiva: liderazgo e igualdad de oportunidades. Estoy convencida que las/os tristes no ganan en esta vida. Ni son capaces de liderar emociones positivas (sin la cuales no hay proyectos, ni comunidad, ni esperanza). Tampoco la tristeza puede seducir ni infundir ánimos colectivos. Las mujeres y hombres u hombres y mujeres (que lío no?) que ganan son los/as que convencen y seducen, contagian ilusión. Y el ánimo es energía movilizadora. Los retos y problemas del mundo no tendrían que saber o tener sexo. Lo que sí sé que algunas aún están infravaloradas, marginadas. Necesitamos sumar muchas voluntades y alianzas para un papel de la mujer sostenible.
Mejor será que lo hagamos con ilusión cautivadora. Nuestros derechos son los nuestros, no nuestras.
Yo me río de todas aquellas personas que quieren ponerles a todo as/a. Una AMI me enseñó que los extremos nunca fueron buenos, y lo que aprendí desde un tiempo a esta parte que jugar en equipo te da ventaja. Quizás ha llegado la hora del RESPETO, y la reorganización del CAMBIO en esta sociedad.

Marta Romo dice en su blog: El liderazgo compartido parte de la base de que todos tenemos talento para algo, que todos tenemos potencial y de lo que se trata es de aprovechar ese talento (capacidad x compromiso x entorno) en todos los miembros del equipo, porque se entiende que:
El equipo es más que el individuo mismo.
Todos piensan y tienen la capacidad de tomar decisiones
Lo que se hace o se deja de hacer afecta positiva o negativamente al sistema.
Todos comparten la misma visión de la organización.
El desarrollo integral de sus miembros es primordial.
Os dejo la banda sonora de "Princesas". Hoy seremos princesas.

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