El daño de la crítica, adiós al culto del "ego"


Siempre se aprende de la crítica. Y como dice Proust: "El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos caminos, sino en tener nuevos ojos". A mi me suelen hacer muchísimo daño las palabras, sobre todo, aquellas que recriminan una acción que no dictaba mi corazón. En cambio, siempre me doy la oportunidad de reflexionar, de escuchar, de relativizar y de entonar el mea culpa para aprender. Pero este aprendizaje sólo es posible si somos capaces de no sentirnos agredidos ni rechazados ni boicoteados ni silenciados ni aniquilados por la espalda, ni objeto de miradas asesinas, ni constantemente examinados. Así crecen los equipos en las organizaciones, si son capaces de suscitar críticas constructivas para corregir errores, para reconducir estrategias, para buscar cambios, pero hay que aparcar los individualismos, lo digo yo porque soy más listo que tú... ¡fuera la vanidad!, de superar discrepancias, de provocar buen ambiente y buscar sinergías. De aquí suelen salir magníficas ideas, excelentes compañeros, algún amigo pero siempre esta confianza debe ser incondicional, nunca debe de tener ticket de devolución. Me fastidia la gente que no es capaz de aprender de las situaciones conflictivas, porque lo que está claro que con roces y dificultades el barco pierde el rumbo. En alguna ocasión me di un baño de humildad, nadé entre la duda para asegurarme la confianza de una compañera/o de trabajo, y esa es la mejor recompensa que me llevé. Del pasado reconocer que me equivoqué es mi mayor orgullo. Los mejores buenos días, cuando te espera en el parking de tu trabajo, aquél o aquella con el que te cabreaste sin sentido por un proyecto no bien pilotado. Después de la crítica, llegan tiempos mejores para sacudirse el polvo de una relación arrinconada, que naufragó sin sentido por tanto culto del "ego". Y si encima, encuentras con mayúsculas un/a amiga, ya es mágico. De esas hay pocas, pocas, pero como las jirafas blancas, existen, y yo al menos las vi.
"Y cuando llegue el día del último viaje, y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo, ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar". (A. Machado). Buenas noches, o buenos días, Princesa, de la peli "La vida es bella". Una canción para levantar el ánimo: I'm yours (Jason Mraz). Va por vosotr@s.




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