La cultura del esfuerzo y el país de las sonrisas verdaderas

Me he despertado hoy, domingo, 27 de septiembre, prontísimo. He abierto el ojo y son sólo las 8.30, pero no puedo dormir más. Me encanta desayunarme leyendo la prensa y menudo galletazo me ha metido el cirujano plástico más famoso en la actualidad, autor del primer trasplante de cara realizado en España, Pedro Cavadas. Parece un tipo diferente, aunque teniendo en cuenta que pasa sus vacaciones por Tanzania en viaje de supervivencia, ya dice de él, que se ha tejido con su propio bisturí otro traje de supervivencia. Sus declaraciones apuntan a un cambio radical. Está de vuelta. Ya hace años que abandonó sus tres Porsche por un jeep destartalado y una bici con la que va a “currar”. Le da lo mismo que llueva, que truene, y nos lanza a la cara, “pero ¡qué pánico le tiene la gente a mojarse! ¡Coño, que es agua lo que cae, no es salfumán!” Cuando has pasado por un África que se muere de hambre siempre tienes una queja contra la excesiva comodidad occidental. Aquí, nos preocupamos por todo, no mojarse, no pasar frío, no pasar sueño, que no nos falte los últimos diseños de ropa; el zumito, el danonino, no, no… No llegas a pasar ganas de nada; antes de que tengas ganas de algo ya te las han saciado.
Me ha traído a la mente mi viaje al profundo Mali, donde nació Salif Keita, la voz de oro africana. Una tierra que se despierta a las 5.30 de la mañana como un parto natural, la supervivencia en su estado más puro. Si alguna vez me pierdo, buscarme allí. Me conquistó el corazón y es más me enseñó a ser más humana. Los niños allí eran diferentes; las mujeres, diferentes; los hombres diferentes; el trato insuperable; las sonrisas, puras; las miradas, inocentes; sus colores, vida; y encima que el hambre, la miseria cabalga sin que nadie pueda hacer nada por echarle una cuerda.
Bueno, seguimos con Pedro Cavadas. Dice también que le educaron en la cultura del esfuerzo: una cosa es lo que a ti te apetezca, y otra lo que tienes que hacer. “Me educaron, o me eduqué yo así. Yo antes era agresivo personalmente, en el plano profesional. A quien no hacía bien las cosas me gustaba decírselo a la cara. ¿Beneficio neto de eso?: tener un enemigo más”. El ser humano es jodido. Ahora además de trabajar de sol a sol, se dedica a su Fundación Pedro Cavadas con la que proporciona cirugía reconstructiva moderna a pacientes desfavorecidos de países africanos. Organiza campañas quirúrgicas humanitarias a la región occidental de Kenia, donde se operan pacientes, fundamentalmente niños, de problemas reconstructivos complejos de forma totalmente gratuita. Un cambio que se programó, una cara nueva que se cosió para me imagino ser más íntegro y feliz.

1 comentarios:

Unknown dijo...

Si vuelves a Mali, llévame contigo

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