Por favor, no más despidos de interiores


Vaya cifra. Dicen las estadísticas de una de las empresas punteras en mercado laboral que “6 de cada 10 españoles días antes de terminar sus vacaciones y después de empezar otra vez a trabajar padecen “vacío”, “resignación”, o síndrome post vacacional”. La verdad que muchísimos tenemos pereza, ¡a quien vamos a engañar!, y el resto es gente que no está contenta con su trabajo. El despido interior les persigue. Estas personas son víctimas de sus miedos e inseguridades, bueno y la verdad que en tiempos de crisis, más de uno echa el ancla… Me decía ayer mi pescadera a mi pregunta: “¿Antes había otra chica aquí? Si, la han cambiado de mercado, nuestra empresa parece que le encanta que rotemos, pero no se da cuenta que los clientes son muy importantes y una vez que tienen confianza con una… Bueno no me voy a quejar porque yo mientras tenga trabajo”. Pues si, hay empresas que no piensan ni en su cliente ni en sus empleados. Organizaciones tóxicas, donde es difícil preservar la felicidad. Ya se sabe que en todos los lugares se cuecen habas, como dice el refranero, pero podrían reflexionar más. Tanta toxicidad está llevando a algunas personas a tomar las riendas de su vida laboral. Pero son pocas las que hartas de ser víctimas y esclavas de la situación, destrozan sus miedos e inseguridades y dan el salto al vacío. Mi consejo es que miren primero si hay red y que crean en sí mismas. Siempre tiene que haber una primera vez de vibrar, de aportar un valor añadido (por qué todos somos diferentes), de motivar, de beneficiar a otros… Aunque por el camino te encuentres con otro jefe que no se lo merece, derrotista, nefasto para la salud mental de sus trabajadores, y que piensa que todo siempre está mal. Mi gran pregunta a veces es ¿qué haría si no tuviera miedo? Pues darte la oportunidad de disfrutar con lo que haces y aprender a respetarte a ti mismo.

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