Continencia verbal...¡Dios mío, quién me ha visto y quién me ve!


La continencia verbal era uno de mis objetivos vitales. Cuando era niña, me comportaba en ocasiones como un auténtico volcán. En la adolescencia y primeros años laborales, como un auténtico tsunami. Hoy, me receté continencia verbal. No crean que me aguanté, no, no... sorprendentemente, controlé hasta en el último minuto. Parecía al mago del balón, Zinedine Zidane. ¿Se acuerdan de él? Como atravesaba el campo acariciando el balón, con elegancia, me recordaba a una gacela. Así controlé mis palabras. O al torero José Tomás, antes de entrar a matar. Lo sé, y sé lo que es un toro con rabia, que engaña, engancha, hiere y rasga en cada pase. Pero eché un capotazo y pegué un paso atrás. Pues os lo aseguro, que yo antes entraba al toro. A matar. O cogía el balón y hacía hasta una chilena. ¡qué chulería la mía!. Pa lista, yo. Pa primera, yo. Pa deciros esto es una mierda, yo. Y ahora, como que... me la suda. Hago una finta, como dicen en balonmano, y pasando que es gerundio. Ni una gota de energía, en entrar al trapo. Hay gente por ahí que ve muchos fantasmas. Me quedo en tierra. Contengo, no mejor controlo... Y a vivir que son dos días. Con sentido, responsabilidad y mucho, mucho seny como dicen los mallorquines. Así lo hice hoy. Eso sí que hay que celebrarlo. Una receta que os doy para los much@s indecis@s, prepotentes y gilipollas que van por hay de guays pisando al mundo.

1 comentarios:

Unknown dijo...

jaja grande esa Cheska!

Me encanta lo que comentas de que según con que gente, mejor no gastar energías...

Un abrazo de alguien que en el trabajo hace "cosas de locos"

Publicar un comentario